Al aire: Tensión por más música chilena en el dial

Al aire: Tensión por más música chilena en el dial

Más música chilena en las radios. Esa es la consigna que desde fines de 2013 se ha levantado con fuerza, principalmente a través de la Sociedad del Derecho de Autor (SCD), para impulsar conversaciones y reuniones que permitan aprobar la ley que asegure que un veinte por ciento de la programación musical de las emisoras nacionales corresponda a obras chilenas.

Tan férrea como la defensa de la SCD al proyecto, ha sido la postura de la Asociación de Radiodifusores de Chile (Archi), que se ha opuesto a la iniciativa apelando al desmedro que en términos de libertad de expresión tendría la implementación de esta nueva legislación.

Dicha pugna se ha desarrollado con campañas comunicacionales, como la iniciativa Más Música Chilena o las frases radiales de la Archi en contra del proyecto, pero poco se ha mencionado sobre qué se entiende por música chilena, cuál sería su efectividad en el potencial aumento de difusión y la labor de la radio en esta materia. En medio de estas disputas gremiales, la Asociación Nacional de Radios Comunitarias y Ciudadanas de Chile (Anarcich) realizó el primer gesto y se comprometió voluntariamente a emitir un 40% de música chilena en las 300 radioemisoras que componen la entidad.

En la actualidad son más las interrogantes que las certezas respecto al tema, pero lo concreto es que el último monitoreo oficial realizado el año 2012 por la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología del Senado detalla que en las radios se emite un 14,7% de música chilena, con meses en los que se transmite sólo un 10%, y otros, como septiembre, en que se alcanza un coyuntural 23,5%.

Estado y privados

Porcentajes más o porcentajes menos, la discusión respecto a este proyecto ha puesto en el centro un tema fundamental: el rol del Estado de cautelar sus manifestaciones artísticas y culturales. Quienes están a favor de esta iniciativa afirman que se debe resguardar la creación artística del país y, en esa perspectiva, esta nueva legislación haría lo propio con la música.

“Esta ley apunta a restituir un rol cautelar del Estado respecto a la música y no es un rol paternalista, porque si lo fuera estaríamos hablando del 80%. Se trata de una cuota mínima que permita desarrollar, con cierta normalidad, la música nacional. Considero que hay ciertas cosas que el Estado tiene que cautelar, entre ellas las de carácter patrimonial”, manifiesta el profesor Luis Orlandini, intérprete y académico del Departamento de Música y Sonología (DMUS)

Para el profesor Jorge Martínez, también académico del DMUS, al tratarse de concesiones públicas, el Estado tiene injerencia en materias como las que propone la nueva legislación. “Antes había una obligación de retribución de quienes administraban un bien colectivo. Es decir, las radioemisoras podían usufructuar comercialmente de la señal pero debían entregar un servicio a la comunidad y ese servicio no era otro más que difundir, motivar y mantener la cultura nacional”, explica, añadiendo que “dentro de los estándares internacionales, un 20% es bastante bajo”.

Otro tema relevante que ha sido puesto en el centro de la discusión es la independencia editorial de las emisoras, valor que sería vulnerado al obligarlos a incluir un 20 por ciento de música chilena en su programación, pues muchas de ellas deberían modificar o ampliar su línea editorial con tal de cumplir con la normativa. Para el profesor Claudio Acevedo, también docente del DMUS, en un mercado concentrado como el de la prensa en Chile- realidad de la que no escapa la radiofonía- es poco realista pensar que esto atentaría contra la capacidad de las personas de escuchar lo que deseen ya que “la gente no escucha lo que quiere sino lo que las mismas radios imponen. Se trabaja con criterios comerciales, donde prima el dinero, el pago de los grandes sellos disqueros para que se difunda la música que ellos comercializan. Entonces el gusto de la gente lo forman finalmente las radioemisoras de acuerdo tópicos económicos”

“Yo daría vuelta la pregunta. ¿Permitirías que un Ministerio de Educación aboliera los programas de todos los cursos y cada colegio y curso pudiera enseñar lo que le diera la gana? Un Estado sin mínimas regulaciones no funciona. Este proyecto no atenta contra la libertad de expresión, sencillamente es una mínima regulación para resguardar nuestra identidad y patrimonio artístico. Esa es la posición que yo tendría al respecto, el resto es una pelea mezquina que tiene que ver con una institución que quiere salvaguardar los derechos comerciales”, manifiesta Luis Orlandini.

Tipos de música chilena y su realidad en radios

La actual legislación (N°19.928) en su primer artículo establece que el Estado “apoya, estimula, promueve y difunde la labor de los autores, compositores, artistas intérpretes y ejecutantes, recopiladores, investigadores y productores de fonogramas chilenos, forjadores del patrimonio de la música nacional, para la preservación y fomento de la identidad cultural”. Señala además que se entenderá por música chilena “toda expresión del género musical, clásico o selecto, popular, de raíz folclórica y de tradición oral, con o sin texto, ya sea creada, interpretada o ejecutada por chilenos”. Así, en el papel la legislación es amplia y no distingue estilos ni géneros, pero la realidad en las emisoras es distinta ya que en la programación predomina la música popular y el porcentaje de creaciones doctas y folclóricas es considerablemente menor o casi nulo en algunas radios especializadas.

A la fecha, tampoco se ha especificado nada respecto a los horarios de emisión de la música, diversidad de artistas ni delimitaciones para emisoras que pertenezcan a un holding – como es el caso de la mayoría- que podrían evadir la normativa aumentando en porcentaje en algunas radios (como Radio Uno) sumándolo como la totalidad del consorcio 

Uno de los temores respecto al proyecto es que, a la larga, sólo termine manteniendo el status quo de la emisión de música chilena, es decir, que sean los mismos autores e intérpretes los que suenen con mayor periodicidad y no se abra un espacio real para nuevas voces y propuestas.

Por otro lado, nada se ha dicho en relación a la música docta o folclórica, cuya situación es aún más precaria por contar con menos canales de circulación. Consciente de esa realidad, el profesor Orlandini plantea que esta coyuntura debería usarse para resguardar o incluir otros estilos musicales. “Espero la ley aborde los mayores tópicos posibles que permitan una mejoría real y más democrática para todos los músicos y sus distintos estilos. Una mirada del Estado hacia estas otras músicas debiera estar incluida. Creo que hoy están las condiciones para repensar las cosas”.

Para el prof. Martínez hay “cuestiones no se resuelven vía ley. La solución última de esto es que los dueños de las radioemisoras entiendan que también puede ser interesante, desde el punto de vista comercial, difundir música chilena. Lamentablemente Chile no es un país que se caracterice por defender su identidad, pero con el aumento de la globalización lo que está surgiendo es la defensa de los intereses locales, la valorización de su propia cultura”, sentencia.

Sonando fuera del dial

Hace décadas atrás, era impensado el desarrollo de una carrera musical sin considerar a la radio como un aliado estratégico de circulación, pues los grandes temas se oían y socializaban primero en las emisoras, para luego trasladar la adhesión a la compra de discos y asistencia a conciertos. En la actualidad las cosas han cambiado y a pesar que las radios siguen contando con un importante nivel de credibilidad y adhesión, ya no son los únicos caminos por los cuales hacer circular las creaciones musicales. Intenet ha contribuido como soporte para acceder a la música y también como un lugar donde desarrollar sellos y emisoras independientes.

Por ello, es cada vez menos extraño que distintos grupos o solistas realicen parte importante de su carrera musical a través de Internet y lleguen eventualmente a las radios cuando ya cuentan con una importante cantidad de material musical.

“El escenario hoy es distinto y en el marco de esta nueva legislación sería pertinente analizar el rol que sigue cumpliendo la radio en el contexto global porque también se podrían incluir las radios online”, dice Luis Orlandini al respecto.

El año 2011 un grupo de estudiantes del Departamento de Música y Sonología de la Facultad de Artes junto al profesor Claudio Acevedo fundaron el conjunto Sexto Piso, agrupación con intereses en la música latinoamericana. Desde ese momento han recorrido un camino que incluye varias presentaciones- dentro y fuera de la institución- composiciones propias y prontamente la edición de un primer disco. Sin embargo, escasamente han sonado en alguna emisora.

A pesar de que Sexto Piso ha presentado sus creaciones en otros circuitos y cuenta con una cantidad de personas que gustan de su trabajo y los acompañan en las presentaciones, el profesor Acevedo cree que sonar en las radios contribuiría a potenciar su trabajo. “A nuestros conciertos van a seguir llegando personas que se interesan en nuestra música y nuestros discos se van a seguir vendiendo ahí, pero si alguna radio pudiera transmitir nuestras canciones tendríamos más público, lo que es un anhelo permanente”. 

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