Flo Menezes: "Todos los grandes compositores fueron los vanguardistas de su época"

Flo Menezes: "Todo gran compositor fue la vanguardia de su época"

Aunque estará sólo por dos semanas, el compositor y académico brasileño Flo Menezes califica como “muy provechosa” la experiencia que ha vivido en las charlas que está realizando en estos días para alumnos y profesores del Departamento de Música y Sonología de la Universidad de Chile (DMUS).

Durante estos días ya ha realizado charlas con análisis de obras de Karlheinz Stockhausen, Luciano Berio, y de su autoría, mientras que para la próxima semana se espera que converse sobre la interdisciplinariedad de música, electrónica y visuales, y sobre la relación entre notación y escritura instrumental. Además, tendrá una participación especial en el concierto que hará la Compañía de Música Contemporánea el 26 de noviembre en la Sala Isidora Zegers.

Stockhausen es, justamente, uno de los personajes claves en su desarrollo artístico, ya que lo conoció personalmente y tuvieron una grata relación. “Lo conocí superficialmente en los 80, pero a fines de los 90 tomé un curso de verano que él hacía en Alemania. Tiempo después conoció mis trabajos sobre sus obras y me ofreció que fuera docente de análisis de sus cursos, eso fue algo muy valioso. Siempre me daba presentes, tenía partituras con dedicatoria, discos, le gustaba mucho mi personalidad”, comenta Menezes, quien agrega que “en verdad he tenido el privilegio de conocer a muchos de los grandes autores de esta época, cosa que no han vivido muchos de mis contemporáneos”.

Con el voluntarioso español en que suelen hablar los brasileños,Menezes comenta que esta vez vino a Chile porque “me invitó Mario Mora, a quien conozco desde 2007 cuando fui a hacer unas conferencias a Estados Unidos. Me había invitado hace dos años y no pude, pero ahora todo resultó bien”. El profesor de Música Electroacústica y Composición y Director del Estudio PANaroma en la Universidad del Estado de Sao Paulo (Unesp ) califica las actividades realizadas hasta el momento como “muy interesantes, porque veo que los alumnos son muy respetuosos, interesados, vivos, inteligentes, creo que ha sido una experiencia muy rica para todos”. Dice además que conoce varios compositores chilenos que trabajan en el área de la electroacústica y espera que su visita “sea una especie de apertura a una relación más estrecha, que será importantísima, porque creo que Chile y Argentina son los que están en un momento más avanzado para estrechar en estas áreas de la música”.

Suele decirse de la música electroacústica, o incluso de la contemporánea, que genera una distancia con un oyente de otras músicas más “convencionales”, que requiere cierto adiestramiento para disfrutarla. ¿Es tan así?
Existe una dificultad para recibirla, porque exige una concentración muy grande, una predisposición, y es una música que, bien hecha, se desarrolla en el sentido opuesto de la música de mercado, que tiene leyes estrictas de comportamiento, en términos rítmicos, armónicos y narrativosEn una sociedad de tipo capitalista, como hay en casi todo el mundo, siempre esta música tendrá dificultad de acceso porque es una sociedad que no privilegia la concentración. El paradigma de estas sociedades es internet, que es una invitación a la fragmentación, a dar saltos para todos lados. Creo, pese a todo esto, que este no es el futuro de la música, sino el camino presente.

El disfrute del arte se suele ligar a una experiencia placentera. En el caso de estas músicas, lejanas al sonido convencional, ¿cuál es el placer que produce?
Es el placer de cosas nuevas, que es lo que ha marcado la historia de la música. Si observamos la música del Renacimiento veremos que es muy elaborada, numerológica, con secretos de construcción arquitectónica, muy extraña a las personas de la sociedad en general. Era una música erudita, que implica una concentración, el manejo de un código, un ejercicio técnico expresivo y que es además un ejercicio de placer. Cuando estudiamos a Chopin vemos que hay muchas escalas, arpegios, cosas de gran complejidad técnica pero que producen placer, como ocurre con la filosofía y la ciencia.

¿De las universidades en que ha trabajado, estos discursos musicales ya son parte integral de estos establecimientos o funcionan todavía como unidades algo aisladas de los programas de estudios más tradicionales?
Donde yo enseño (Sao Paulo) hay una práctica muy intensa de la electroacústica. Allá fundé el Studio PANaroma, que es un estudio de referencia mundial que logré construir tras veinte años de lucha. Tenemos un arsenal tecnológico impresionante, es un edificio de 300 m2 para música electroacústica: cuenta con una orquesta de cincuenta altavoces de alta calidad, distribuidos en una suerte de catedral; tenemos una práctica tecnológicamente bien construida con una práctica reconocida. Pese a eso los problemas de integración con lo tradicional continúan, como pasa en todas partes del mundo.

¿Por qué ocurre eso?
Porque los mismos músicos tienen una especie de prejuicio, una visión algo limitada del hacer musical. Yo vuelvo mucho a la historia de la música, que realmente amo y con la que estoy en contacto diariamente. Soy pianista de formación y todos los días toco algo de Chopin, Bach o Brahms; los necesito, pero a la vez no veo una distancia sustancial entre lo que hicieron los grandes maestros en sus épocas y lo que hago yo en términos de experimentación. La música experimental siempre existió, es más, es lo que hizo avanzar a la música. Monteverdi fue experimental, Chopin desde la textura pianisítca qué decir, lo que los tradicionales ven como valores consagrados y congelados en el tiempo yo los veo como dinámicos, como lo que hizo la vanguardia en su época. Prácticamente no existe un gran compositor que no haya sido una referencia de novedad en su momento, salvo Ravel quizás, que era tan genial en su maestría orquestal y armónica que permitió que se relativizara su anacronismo.

Finalmente, y volviendo al comienzo, en las cosas más tradicionales o avanzadas hay una búsqueda de placer. Hay que superar el prejuicio de que la música contemporánea es una concepción intelectual meramente matemática, de cálculos. Es algo que genera placer pero que es difícil de alcanzar porque usualmente la música es un producto de consumo; pero para los que actuamos creativamente es una ocupación del espíritu. El consumo es tomar un buen café, ver un partido de fútbol, que también son cosas importantes, pero las ligadas a la cultura no deberían considerarse un producto de consumo, sino que de reflexión y crecimiento espiritual. Creo que la sociedad actual no está preparada para absorber una información de sustancia cultural muy grande y contra eso lucho diariamente pero con placer, sin grandes conflictos, porque si tenemos muchos conflictos paramos de hacer las cosas y nos suicidamos.

Debe ayudar, en todo caso, encontrar que hay muchos haciendo lo mismo que uno…
No sé si son muchos en realidad.

Quizás son pocos, pero están en muchas partes.
Eso sí, en todas partes hay unos pocos. Así fue siempre, si consideramos las dificultades de Mozart en su época, que por volverse independiente no fue reconocido, murió pobre y su cuerpo fue lanzado en fosa común. Imagínate que eso le pasó a uno de los más grandes símbolos de genialidad en la historia de la música, alguien que nos dio placer a todos.

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