El diálogo entre la obra gráfica de Sebastián Robles y la obra de instalación de María Jesús Schultz es lo que propone El afán ante la medida. Una exposición que aborda la ambición del hombre por controlar la vida y por consiguiente la muerte, considerando al cuerpo humano como máquina moderna, cuyo estudio se replica en el campo del arte.
Para ello, ambos autores asumen un rol desafectado ante la noción de cuerpo sin vida, transmitiendo una impresión de proximidad y mecanización, tomando como referente la Lección de Anatomía -obra de teatro anatómico que en el siglo XVI reveló al público un cuerpo desencantado y profanado-, una instancia que además considera una persona que se relaciona directamente con un cuerpo muerto y otras personas que observan el acontecimiento.
Dicha dinámica se replica en la imagen que presenta Sebastián Robles, basado en el registro post-mortem de un sujeto, cuyos restos son observados de manera absorta por policías. “Ellos presencian el cuerpo destripado y nosotros somos espectadores de esta escena, por medio de la fotografía que circuló en la prensa escrita. La desafección que propone esta imagen es lo que motiva el interés del artista, en relación a la muerte como espectáculo”, manifiesta el texto de la exposición.
Robles propone también una serie de ejercicios gráficos basados en el informe de una autopsia real del Servicio Médico Legal (SML), donde reinterpreta el texto realizado por el médico forense sobre un cadáver,
Esta usurpación suplanta el rol del médico creando un simulacro de lo real, tal como si este fuera un retrato hablado. Esta obra hace referencia a la pericia, o mejor dicho, al simulacro de evidencias presentadas de manera preciosista como objeto de colección que encierra la estética del archivo legal.
“Con este trabajo busco una estética basada en la validez del archivo por medio del documento fiscal, cuya verdad no deja lugar a dudas, por medio de la fotografía análoga y periodística, que refiere a la huella lumínica de la escena acontecida”, aclara el artista en el texto de la exposición.
María Jesús Schultz, por su parte propone una obra que surge a partir de una experiencia en la que la artista se instala como espectadora de un acontecimiento que generó una dinámica asociable a una lección de anatomía. Este hecho se produjo en la Vega chica, detrás del mesón del carnicero, al ver a un hombre inflar un sistema respiratorio de cordero. El hombre apoyó sus labios en el extremo de la tráquea del animal y al exhalar se produjo el intercambio.
En base a ese hecho la artista construyó una máquina como analogía a lo observado, cuyo resultado consta de un aparato que enfrenta a un sistema respiratorio, corazón e hígado de cordero, a un fuelle de base cuadrada y un motor.
Esta máquina se instala como una escultura inmóvil junto a la proyección del video que sugiere su funcionamiento, lo que permite hacer un paralelo entre la realidad material del aparato y la inmaterialidad de la luz, que se asimila a la consistencia etérea de los pensamientos.
“La idea es revivir las funciones físicas y motoras del otro que yace muerto, por reanimar aquel trozo de carne, en un afán porfiado y disconforme, ante el inevitable panorama de la muerte”, aplica la artista en el proyecto expositivo.
El afán ante la medida, de María Jesús Schultz y Sebastián Robles permanecerá en la Galería BECH del Instituto Cultural Banco Estado hasta 15 de junio. La muestra puede ser visitada de lunes a viernes de 10:00 a 19:00 horas. La entrada es liberada.
Mujer y madre
Paula Coñoepan también es licenciada en artes plásticas de la Universidad de Chile y con su exposición La matriz del cuerpo inauguró la sala En Proyecto, emplazada en la sede Quinta Normal del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), especialmente destinada a artistas jóvenes egresados de la Casa de Bello.
Aprovechando este nuevo espacio expositivo, la artista propone reflexionar en torno a la figura de la mujer y de la madre, utilizando su cuerpo y el de otras mujeres, a través de instalaciones escultóricas y sonoras, videos, animaciones y registros de acciones.
De esta manera, La matriz del cuerpo da cuenta de una experiencia común a partir de relatos íntimos, desde lo más literal hasta lo más abstracto, llevando al límite las posibilidades las nociones de femineidad y concepción, basadas en la biografía personal de la artista.
Entre las obras que Coñoepan presenta destacan El comienzo, una instalación sonora de un micrófono con dos parlantes que evocan los primeros recuerdos de infancia; así como también Permanecer, video que reflexiona en ocho segundos en torno al ciclo de la vida y la naturaleza.
La matriz es otra de las piezas destacadas que consiste en un registro de acción donde Coñoepan se entierra en un hoyo hecho a partir del molde del cuerpo de su madre, instalando temas como el nacimiento y el origen. “Es una representación del momento de gestación. Este molde está emplazado en la tierra, precisamente en el campo de mis abuelos que son agricultores en la región de la Araucanía, como otra metáfora de un útero aún mayor”, explica la artista. “La tierra es fundamental en el desarrollo de mi familia, además de ser la que hace posible el progreso y origen de la vida en todos los sentidos posibles”, dijo Coñoepan, cuyas obras también abordan sus orígenes Mapuches.
La matriz del cuerpo estará presentándose hasta el 31 de julio, en la sala En Proyecto del MAC sede Quinta Normal. La entrada es liberada.
Óleos sobre tela
La también egresada del DAV, Karina Román, actual ayudante del taller de pintura de los profesores Patricio González y Jorge Gaete, inauguró el sábado 4 de junio la muestra Naturaleza muerta. Hacia una nueva visualidad, en la que busca traducir los objetos con sus diversas materialidades a través de pinturas al óleo con la temática de la naturaleza muerta.
“He realizado una reflexión en torno a los conceptos de bodegón y vánitas, estilos que tuvieron su fuerte en el siglo XVII con pintores europeos y de los Países Bajos. Por lo tanto, me cuestioné ¿qué sentido tiene pintar naturaleza muerta en pleno siglo XXI? Y mi respuesta la encontré en la medida que me apropiaba de fragmentos de diversos cuadros de pintores holandeses y los hacía convivir en un mismo soporte utilizando transparencias y capas”, explicó la artista.
De esta forma la muestra presenta una serie de cuatro formatos distintos (60 x 37 cms, 50 x 31 cms, 30 x 37 cms , 31 x 25 cms.) con la técnica de óleo sobre tela, abordando dos temáticas: el bodegón y las vánitas, pintadas a partir de tres referentes como son, Peter Claesz, Willem Claesz Heda y Jan Davidsz. De Heem.
Con el objetivo de evidenciar un cambio en la forma de interpretar un género pictórico como la naturaleza muerta, considerado como uno de los paradigmas de la pintura, Román se apropia de dos o tres cuadros por pintor, para fragmentarlos y reinterpretarlos contemporáneamente a través de objetos con los que nos relacionamos cotidianamente.
Para ello las dos imágenes han sido trabajadas gráficamente a través de filtros, recortes y encuadres, superponiéndose entre sí con márgenes de traslucidez propicios para la simultaneidad de ambas imágenes haciendo que estas dos visualidades –la cita barroca y la actualización de dicha cita-, se superpongan configurando así, una sola imagen.
“Tanto la fragmentación como la (hiper)realidad, definen en gran medida la manera en la que nos vinculamos actualmente con la visualidad. La capacidad de percibir y comprender, desde fragmentos de realidad que se presentan simultáneamente, constituye una posibilidad propia de nuestro tiempo, en el que la pantalla saturada de ventanas y no ya la ventana única, está determinando finalmente nuestra mirada”, concluyó la artista.
Naturaleza muerta. Hacia una nueva visualidad podrá ser visitada hasta fines de junio en la Biblioteca Viva Vespucio, 2do nivel del mall Plaza Vespucio.
