Abordar la relación entre el icono clásico y la descontextualización de sus formas, es la propuesta de Claudia Maineri con la exposición Cerca del Icono, en la que reemplaza esculturas que han trascendido en el tiempo, por una suerte de prótesis o fragmentos.
Cariátide, Venus de Milo, Ménades y Victoria de Samotracia son las obras escultóricas del periodo grecorromano talladas en nicrom por Maineri, seleccionadas por su potente significado y su carácter intocable, casi inmaculado.
Así lo explicó la propia artista quien señaló, “estas esculturas son el referente del cual se ha nutrido el arte a lo largo de su historia, se han citado, reproducido, imitado y replicado en todas las dimensiones, por ello mi intención es desmarcar y desplazar estas grandes obras clásicas, que evidentemente recuerdan a la pieza original, para crear una cercanía, desplazando el ícono que estas esculturas representan”.
Desde esa premisa, la artista comienza a cuestionarse “¿Cuál es su valor?, ¿Qué es lo que significan?, ¿Se venera lo que se acepta y se entiende por belleza? O ¿Es solo un patrón que tenemos que acatar?”, dice la artista, quien hace una analogía con el pensamiento de Jaques Derridá, que postulaba la deconstrucción de los conceptos, a través de cuestionamientos a los significados desde otra óptica, ejercicio que motivó a Maineri a preguntarse sobre estas figuras icónicas, casi incuestionadas e intocables.
Para Claudia Maineri, estas esculturas son las que se muestran y se enseñan como la perfección del arte, que en la mayoría de los casos, solo se pueden ver en reproducciones y que son deseables de contemplar por su belleza y perfección. Sin embargo, la escultora asegura que, “estas obras son muy lejanas para la mayoría de la gente, incluso para mí, por eso mi trabajo respeta cada pliegue, sus dimensiones originales, cada línea que se desprende de la escultura en proyección lineal, lo que da como resultado su forma original, entregando al espectador la proporción real, formal y volumétrica. Datos a los que quizás nunca antes se había enfrentado en vivo y en directo”.
Para la realización de la deconstrucción, la escultora realiza cortes sucesivos en un material que devela las formas más puras de las figuras: el aislapol. Este material liviano, se contrapone a la naturaleza del mármol –elemento utilizado para la construcción de las antiguas esculturas- y logra realizar un análisis formal de las figuras hacia sus formas más puras, como la intersección lineal que converge en el punto, mostrando la geometría que se desprende de cada una de las figuras.
Así, el trabajo de deconstrucción comienza con la utilización del aislapol o plumavit, material que por su proceso compositivo significa lo desechable, pero que contradictoriamente no lo es, al demorar millones de años en degradarse.
“Este material de uso impensado, cargado de significado en sí mismo como algo desechable, es finalmente, absolutamente necesario. A mi parecer el aislapol refleja la industrialización y la aglomeración, que habla de una sociedad y que posee un absoluto dominio contemporáneo. Es este el material circundante, de uso masivo, liviano, transportable y asequible, con el cual abordo estos iconos históricos. Este material invade nuestro tiempo, así como el mármol invadió y es el material único de aquellos tiempos”, concluye la artista.
Cerca del Icono de Claudia Maineri se inaugurará el martes 14 de junio a las 18:30 horas en la Sala Juan Egenau y podrá ser visitada de lunes a viernes de 10:00 a 21:00 horas hasta el martes 28 de junio. La entrada es liberada.