Satoshi Kose, experto japonés en planificación urbana:

"El rol del sector público es persuadir al privado en la construcción y adaptación de edificaciones más accesibles"

Experto japonés proyectó ciudades amigables con sociedades envejecidas

El rol del Estado y el sector privado ante lo que se ha denominado como “tsunami de envejecimiento” fue uno de los temas centrales de la V Escuela Internacional sobre Envejecimiento. Este fue uno de los aspectos enfatizados por el ex director del Departamento de Vivienda y Planificación Urbana de Japón, Satoshi Kose, uno de los expositores internacionales del encuentro organizado por la Red Transdisciplinaria sobre Envejecimiento de la Universidad de Chile, junto a la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo, y que contó con el apoyo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Casa de Bello.

El experto compartió la experiencia de Japón en esta materia como uno de los primeros países que desde mediados de los '80 decidió afrontar el acelerado envejecimiento de su población. En el análisis de las políticas impulsadas por su país y el aprendizaje que estas pueden significar para Chile, destacó que uno de los principales obstáculos para abordar el fenómeno de forma integral ha sido la separación de responsabilidades y descoordinación al interior del Estado, particularmente entre los símiles de nuestros ministerios de Obras Públicas, Salud y Desarrollo Social.

Por otra parte, señaló que “el rol del sector público es persuadir al sector privado en la construcción y adaptación de edificaciones más accesibles y usables y, si es posible, considerar pequeños subsidios. Si mostramos las oportunidades de negocios asociados a esos estándares, el sector privado se moverá en esa dirección”.

Al respecto, ejemplificó, “si dos tiendas están compitiendo y una decide hacer modificaciones para hacer sus dependencias con mejores estándares de accesibilidad y usabilidad y la otra no, la gente en general preferirá la tienda que hizo las adaptaciones, porque a las personas mayores, madres con bebés y personas con discapacidades les será más fácil hacer las compras en esta última”. También destacó que “en un escenario de globalización de la economía, en el que una proporción cada vez más elevada del turismo es desarrollado por pensionados y personas mayores, en la medida que los visitantes envejezcan preferirán lugares mejor adaptados a sus necesidades en vez de aquellos que le presenten dificultades”.

Nancy Hodgson, especialista en geriatría y cuidados de la demencia de la Universidad de Pensilvania, fue la otra expositora internacional de esta actividad. La especialista estadounidense, junto con abordar estrategias de intervención para mejorar la calidad de vida de las personas mayores, relevó el Plan Nacional de Demencia que está impulsando nuestro país. No obstante, indicó que si bien significa un avance, es necesaria una coordinación tanto en el ámbito médico como en la implementación de programas sociales o en la planificación urbana. Frente a este obstáculo, agregó, “creo que en el nivel local es donde se puede dar una mayor cooperación entre las distintos iniciativas”.

Según comentó, este problema se replica de forma distinta en Estados Unidos. “Tenemos un plan nacional para enfermedades como el Alzheimer que está enfocado en el diagnóstico, la cura y el tratamiento, pero no mucho en las personas que tienen que vivir con estas enfermedades. Existe una desconexión entre la política nacional y el nivel local, que es donde son implementados los planes sociales, los que varían mucho de un Estado a otro. Eso da cuenta de una debilidad de la política nacional en relación a cómo esta es implementada. El plan nacional entrega básicamente recomendaciones con un financiamiento focalizado en la búsqueda de la cura, muy poco está destinado a la entrega de servicios a la gente”.

En este sentido, advirtió, “no existe una cura en el horizonte y debemos enfrentar el hecho de que la gente envejecerá y una de cuatro personas sobre los 85 años padecerá demencia”. Frente a esta situación, rescató el caso de algunos países de Europa “que están haciendo un buen trabajo adaptando los espacios públicos ante el crecimiento de esta población. En Bruselas, por ejemplo, hay comunidades amigables con la demencia. Ellos cuentan con señalética clara, buenos caminos, sin peligros de tropezar, donde las personas se sientas cómodas viviendo en sus casas y trasladándose al banco o yendo de compras”.

Perspectiva local sobre políticas públicas

La decana de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, Marcela Pizzi, una de las anfitrionas de este evento, llamó la atención sobre el desafío que significa que la población de personas mayores del país se acerque de forma acelerada a un 25 por ciento. “No hay una conciencia de la sociedad, ni a nivel de políticas públicas fuertes ni de inversión en este tema”, recalcó.

Por lo mismo, planteó la necesidad de “políticas públicas que contemplen subsidios para mejorar las viviendas, dado que el 80 por ciento de las personas mayores son dueñas de sus hogares. Con ello se permitirá que envejezcan en el lugar, manteniendo la inclusión y la identidad con su espacio”. En relación a la ciudad, puntualizó, se requiere “una mayor intervención del Estado en políticas públicas que, por ejemplo, exijan accesibilidad universal y mantención de veredas”.

Felipe Salech, director de la Escuela de Envejecimiento, valoró la discusión transdisciplinaria desarrollada en el encuentro y la mirada que esta versión dio al lugar donde envejecemos. “Como médico, me toca atender problemas de salud muy asociados al entorno en que la gente vive. Un problema muy relevante de salud de las personas mayores son las caídas. Suena algo trivial, pero desde el punto de vista sanitario son un problema muy frecuente, que generan costos muy altos y consecuencias muy graves, como fracturas o traumatismos, que pueden ser discapacitantes para esta población y, por lo tanto, tener un impacto directo en su calidad de vida”.

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