Entrevista

Vicerrector Flavio Salazar sobre el presupuesto para la ciencia nacional: "No hay capacidad para soñar, pero la Universidad debe perseverar"

Entrevista al Vicerrector Salazar sobre presupuesto en ciencia 2021

El pasado martes 29 de septiembre el gobierno anunció el Proyecto de Ley para el presupuesto nacional de 2021, que contempla un monto superior a los $73 millones de dólares. Sin embargo, la ciencia ha sido una de las áreas más afectadas al sufrir una reducción en más de $16 mil millones de pesos, que se traducirá en tan sólo el 0,36% del PIB para la investigación, desarrollo e innovación, posicionando a Chile como el país de la OCDE con la inversión más baja en estos temas.

Para el Vicerrector de Investigación y Desarrollo, Flavio Salazar, la decisión de reducción presupuestaria resulta desilusionante. “Esto no sólo afecta a la comunidad científica, a las universidades y a la academia, sino también a la sociedad en general. Durante la pandemia ha quedado demostrada la importancia de la ciencia y la tecnología para el abordaje de los grandes problemas que afectan a la ciudadanía, por lo que no se entiende. Esto significa un retroceso muy importante y tiene un impacto a largo plazo que retrasa el progreso país”, destacó.

El 1 de octubre se cumplió un año desde el funcionamiento oficial del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, bajo el liderazgo del ministro Andrés Couve. Para la comunidad científico-académica esto representó un avance histórico, sin embargo, el estallido social y la crisis sanitaria también han impactado esta gestión. “Este esfuerzo buscaba posicionar a la ciencia políticamente y concientizar sobre la necesidad de integrarla en el modelo de desarrollo. Pero esto no ha ocurrido así y la comunidad se plantea si realmente fue acertada la creación de esta cartera, pues no ha incidido en los lineamientos de promover y fortalecer el sistema de ciencia y tecnología entre quienes detentan el poder”, sostiene el Profesor Salazar.

Respecto a las decisiones de las autoridades del país, el Vicerrector Salazar agrega que “no basta con los discursos sobre el fortalecimiento de la ciencia, se deben dar señales concretas, porque el conocimiento debiera jugar un papel determinante en el desarrollo del país si lo proyectamos a 10 o 20 años. Cuando existe consenso entre la comunidad científica, gran parte de la ciudadanía y el parlamento sobre la necesidad de fortalecer la ciencia, pero los economistas no la consideran, se revela una disociación muy importante que queda de manifiesto hoy”.

Entre los programas más afectados por el recorte presupuestario en el Ministerio de Ciencias, destaca la suspensión de Becas Chile 2021, considerada como una de las principales fuentes de financiamiento para formar a capital humano avanzado. Al respecto, Flavio Salazar comenta que a pesar de que este programa debía reformular su financiamiento y evitar un enfoque individualista sin vinculación con un plan estratégico, las justificaciones entregadas suenan oportunistas. “Existe un discurso que no conversa con la realidad, pues este tipo de iniciativas deben responder a un plan integral de desarrollo científico y a la necesidad de vínculación internacional. El principal efecto de esta decisión es anímico, impacta fuertemente lo motivacional, pues los jóvenes buscan perfeccionarse postergando su inserción laboral por varios años para obtener un nivel de conocimiento mayor. Esto afecta a los que estaban a punto postular e irse y también a las futuras generaciones que ven incierto la obención de becas, y genera la percepción de que el riesgo es muy grande”, agregó.

La propuesta presupuestaria también afecta a las universidades, que han sido las principales articuladoras y generadoras de soluciones durante la pandemia ¿Cómo se entiende y proyecta esta situación en el quehacer de la Universidad de Chile?

Todas las universidades complejas del país, que hacen investigación y creación artística, se han visto muy mermadas. Son recortes muy importantes que no permitirán ejercer todos los proyectos que teníamos en vista y también generará una crisis económica difícil de sobrellevar para los próximos años. La ciencia sufre, pero también sufre el arte, pues hay recortes importantes en la Orquesta Sinfónica Nacional, en el Centro de Extensión Artística y Cultural (CEAC) y en todas las expresiones culturales. Existe un problema de comprensión, de lo que la ciudadanía ha manifestado durante los últimos tiempos en relación con la añoranza de un desarrollo distinto. Se busca un modelo que no sólo se preocupe de la macroeconomía, sino que también vele por los intereses amplios que tienen las personas, como la cultura, que afectan su desarrollo y su dignidad.

¿De qué manera la Universidad de Chile puede contribuir para proponer o visibilizar los desafíos de la ciencia nacional considerando esta situación de crisis?

Se han ido esfumando las esperanzas respecto a la administración actual. No habrá una solución en estas condiciones, pero hay un horizonte que tiene que ver con el proceso constituyente, con una discusión sobre un Chile distinto y confluirán muchas opiniones variadas en las que la ciencia, tecnología, conocimiento y cultura estarán presentes. Es importante comprender que este proceso es de largo aliento y no solo se relaciona con la gestión del gobierno actual. La ciencia ha sido financiada de manera insuficiente por largo tiempo y no se ha incluido como un pilar fundamental para el desarrollo de nuestra sociedad. Por eso debemos trabajar para construirla de una manera distinta a como está organizada actualmente.

La situación actual forma parte de una visión que traduce el desarrollo exclusivamente con el aumento del PIB y el ingreso per cápita, con más plata. Si lo pensamos retrospectivamente esa concepción del desarrollo no es suficiente. La falta de diversidad en la matriz productiva basada en la explotación de recursos naturales generó un crecimiento económico que empieza a agotarse y una distribución absolutamente paupérrima. Yo creo que la debilidad en el soporte a la cultura también es un reflejo de las inequidades que produce un sistema extremadamente mercantilista.

La crisis científica se arrastra desde hace décadas en el país. ¿De qué manera podría ser una oportunidad para darle a la ciencia mayor valor en la discusión hacia una nueva Constitución política en Chile?

En primer lugar, es elemental considerar que esta discusión no debe limitarse a la comunidad científica y académica. No es un problema gremial y de quienes estamos involucrados, es un tema que tiene que ver con el modelo de desarrollo que Chile quiere y, por lo tanto, los llamados a opinar son todas las personas. También debemos explicar y tratar de participar en diálogos con la juventud, al ser la mayor fuerza de los cambios en Chile. Sin embargo, no han tenido un espacio suficiente y su aporte en la construcción e implementación de proyectos exitosos no ha sido reconocido por el sistema. Los jóvenes deben tener mayor protagonismo, porque no seremos los viejos científicos quienes propondremos las nuevas ideas e innovaciones. Serán los que se están formando hoy y los próximos años.

A pesar del bajo presupuesto histórico dedicado a la ciencia, investigación e innovación, la Universidad de Chile ha liderado rankings internacionales todos los años ¿Cómo se puede explicar esto?

Seré muy sincero. Creo que en buena parte esto se sustenta en una precarización de las condiciones con las cuales la gente hace ciencia. No estoy hablando de los profesores y los directores de grandes centros de investigación, que en general han sido bien recompensados. Me refiero los estudiantes pregrado y posgrado y los profesionales responsables de generar nuevo conocimiento. Sobre ellos ha recaído el peso de abaratamiento de costos con condiciones laborales inadecuadas, con reconocimientos muy mínimos respecto a sus contribuciones, y eso permite que con poca plata se hagan cosas que en otros países requieren muchos más recursos.

El sistema no ha querido observar esta realidad y aunque la discute desde lo valórico no se ve dispuesto a asumir los costos de inversión. Hoy tenemos capacidades, internacionalización de la ciencia y una experiencia distinta, por lo que hay menos gente dispuesta a que no se le respeten sus condiciones. Creo que somos buenos para trabajar en la adversidad y no debiese ser así. Si tuviésemos más recursos y mejores condiciones el país daría un salto cualitativo respecto a sus capacidades científicas.

Finalmente, ¿cree usted que se pudo haber evitado este recorte para la ciencia?

Por supuesto que sí. A pesar de que en momento no era posible generar un salto respecto al presupuesto, mantenerlo era una señal positiva. En este caso hay un recorte importante y estoy bastante preocupado por la situación de la ciencia. Nadie está pidiendo que de la noche a la mañana tengamos el triple de presupuesto, pero mi única esperanza es que se avance en un plan que diga que sí es necesario aumentar los recursos en un porcentaje y plazo determinado. Esto no es difícil de hacer, pero no hay capacidad de soñar y veo a un Ministerio de Ciencias entrampado en la burocratización y en establecer una orgánica. Por tanto, quien generará los cambios es la comunidad y el sistema científico-tecnológico debe dar un salto.

En la Universidad de Chile se están impulsando estos temas y también se están generando propuestas muy interesantes. Creo firmemente en el Proyecto de Laguna Carén, en la construcción de un centro de vacunas, en la propuesta que busca generar una iniciativa de energías limpias y también en establecer la capacidad de colaboración con universidades regionales. A nivel institucional se está trabajando arduamente por lograr todas estas metas que hablan de cómo nos gustaría que fuera Chile. La Universidad debe perseverar a pesar de las dificultades, porque plantea alternativas que deben ser discutidas por los chilenos.

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