Rodrigo Moraga, egresado de la Facultad de Artes:

Esculturas en las cumbres del Valle del Elqui

Esculturas en las cumbres del Valle del Elqui

"Hay un niño que trabaja con sus padres de cabrero en la montaña y siempre lleva cáscaras de limón para pulir la escalera, para dejarla brillante. También un viejito que dice que por esa escalera va a bajar Cristo el día del juicio final y que la había puesto alguien muy religioso. Incluso, otra persona me dijo que esa escalera la puso Andrónico Luksic desde un helicóptero y que no la hice yo, que eso es mentira". Esas son sólo algunas de las anécdotas que el artista visual, Rodrigo Moraga, relata acerca de los mitos que ha generado su instalación, que está hace siete años en el interior de la región de Coquimbo y que nació en el marco de su memoria de tesis.

Es que encontrarse con estos objetos en medio de la naturaleza no debe dejar indiferente a nadie, y esa es justamente la idea. Como explica el artista, "eso sí me interesa como efecto porque sacude a la gente de su inercia, la hace percibir lo nuevo". El proyecto se inserta en lo que se conoce como Land Art, género del que Rodrigo Moraga dice: "El land art no es simplemente poner un objeto escultórico en un lugar cualquiera, sino que surge de una relación que va más allá de la parte morfológica, cómo se integra el objeto al entorno sociocultural, de la gente que habita el lugar. Cuando se produce esa integración, ahí podemos hablar de land art".

Hace siete años que la Momia, la Pirca y la Escalera están en El Llano. En un principio, la instalación fue financiada por el propio autor, hasta que el año pasado Rodrigo Moraga decidió postular al FONDART porque la Momia se rompió. Además, "la escalera no estaba tan bien empotrada, le faltaba más cemento, me daba miedo que un día se viniera abajo. Entonces dije ya, esto, de alguna manera, lo dejé sin acabar completamente y hay que volver. Postulé al FONDART y me lo gané", señala el artista.

A este escultor, restaurador y amante de los deportes extremos, la naturaleza siempre le ha gustado. Es más, como él mismo cuenta, "había que hacer una tesis y yo hace hartos años que quería trabajar con lo que era espacio natural, silvestre, que no hubiera huella humana y quería realizar una especie de peregrinación. Hacer que la gente saliera de la urbe y  fuera a un espacio".

¿Cómo llegaste a escoger ese lugar?
En principio, fue un romance personal que tenía de mucho antes de proyectar este trabajo. Me gustaba sobre todo la idiosincrasia de la gente, un espacio muy surrealista, con una mezcla muy híbrida entre los lugareños que son muy tradicionales y los hippies afuerinos que fueron llegando y que tienen un pensamiento súper esotérico. Esta diversidad cultural genera un lugar muy rico donde las cosas pueden ser posibles. Como te decía antes, uno encuentra un brillo en una montaña y en vez de ser un espejo, para ellos es un ovni que se estrelló. Entonces, ese realismo mágico fue lo que me inspiró para que ese lugar fuera el apropiado.

¿Qué impacto buscas en la gente?
Ayer hablábamos ese tema con una amiga que es paisajista. Ella trae pedacitos de naturaleza a la ciudad, yo lo hago al revés. Lo que buscó es sacar a la gente de acá y llevarla al lugar apartado. Por eso te decía que era una trampa, en el sentido de que cuando uno piensa "ya, vamos a ver una obra artística a la montaña", se piensa en algo tranquilito, como ir al cerro San Cristóbal a ver la Virgen. Pero no, tienes que caminar, hay un esfuerzo. Eso me interesa, el arte menos conciliador, el que obliga a la gente, al espectador, a asumir una acción.

Hace unos instantes me contabas que te gustaba que la gente se encontrara de sorpresa, por ejemplo, con la escalera en la punta del cerro
Sí, efectivamente. Trato ese tema en la tesis. Muchas veces las obras de arte, hoy en día, pasan sin pena ni gloria porque no logran remecer al público. El público llega con los sentidos adormecidos. ¿Por qué? Porque si tú vas a un hospital te encuentras con gente vestida de blanco y si vas a una galería te encuentras con arte. Uno encuentra la que va a buscar justo en su sitio. Entonces no hay sorpresa. En cambio, si vas por una montaña, por ejemplo un arriero o un turista que va paseando, y de repente se encuentra con una escalera en la cima, obviamente no va a pasar desapercibida. Vas a preguntar quién puso esto aquí, qué es y van a venir una serie de preguntas y esas preguntas generan un estado para que se te vuelvan a despertar los sentidos, que es lo que te permite captar lo nuevo.

¿Por qué la Momia, la Pirca y la Escalera?
Si analizas los objetos como objetos de arte, te darás cuenta de que la momia es netamente una escultura, un objeto figurativo; la pirca te permite actuar, es casi una obra arquitectónica porque es un espacio que te permite estar; y la tercera es una obra conceptual. En la escalera lo importante no es la forma, sino el simbolismo. Entonces, te vas encontrando con una obra que se va volviendo, a medida que vas subiendo el cerro, en una lectura más compleja. La primera es una escultura accesible a todos, de hecho es la más popular, la gente se sube y se toma fotos abrazados a la momia y a su vez, cuando llegan a la escalera, no entienden qué hace la escalera allá. De alguna manera, hay una relación de dificultad de lectura, de depuración, que va en concordancia con la jerarquía que implica una montaña, en que el punto de arriba es el más valioso.

¿Este es tu primer Land Art?
Es mi primer land art. Yo creo que este proyecto me enseñó mucho. Después he intentado concretar otros proyectos de land art y me ha costado mucho, quizás porque no tenía la pasión del primero, en el que decidí partir con fondos míos. Después uno se va volviendo más cómodo, quieres que te financien la cuestión antes de empezar. Con proyectos de esta envergadura que son, de alguna manera, sueños, y que otras personas ven como algo más o menos imposible, es muy difícil conseguir los fondos antes de empezar. En ese sentido, me enseñó que había que tener mucha pasión para hacer algo así.

En el medio nacional, ¿hay artistas realizando este tipo de intervenciones?
He indagado con respecto al land art que se ha hecho en Chile y hay proyectos. En el extremo sur están los remolinos de acero inoxidable que se mueven con el viento, que son móviles. Ese es un proyecto de land art. La mano de Mario Irarrázabal también, pese a que no es de mi total gusto porque es como la momia, muy figurativa desde mi punto de vista. Pero indudablemente se integró al lugar, para la gente ya es un ícono y el desierto le viene bien.

Rodrigo Moraga actualmente está trabajando en el "Proyecto Crisálida". Desde el Valle del Elqui está armando esta exposición de obras de aluminio con resina. "Una exposición de obras colgantes", dice el artista. Con respecto a las Esculturas en las cumbres del Elqui (www.elquiescultura.cl), dejará que, de ahora en adelante, el tiempo haga lo que tenga que hacer: "Aquí ya termina lo mío y, a lo más, voy a hacer uno que otro nostálgico viaje para visitarlas, pero por las mías".

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