Académico de la Facultad de Artes:

Abel Carrizo-Muñoz: "Es un accidente que el teatro se vincule con la literatura"

Carrizo: "Es un accidente que el teatro se vincule con la literatura"

Hasta el 22 de diciembre estarán abiertas las postulaciones para el Magíster en Artes con mención en Dirección Teatral, programa dependiente del Departamento de Teatro de la Universidad de Chile cuya calidad y excelencia académica acaba de ser ratificada por la Comisión Nacional de Acreditación. El magíster cuya coordinación realiza el actor y director Abel Carrizo-Muñoz lleva poco más de diez años incentivando la reflexión y mirada crítica en torno al teatro y apostando por la renovación del lenguaje escénico a través de la formación de directores reflexivos y sensibles a la creación de propuestas estéticas originales.

Con múltiples actividades de extensión entre las que cuentan el Festival para Directores Teatrales y la Revista Teatral Chilena, el prestigio de este programa excede las fronteras de nuestro país, lo que queda plenamente demostrado en el hecho de que por sus aulas no sólo han pasado estudiantes nacionales sino que también extranjeros, y en la generación de directores teatrales que egresan este año se encuentran tres. Uno de ellos es Adrián Cu. Proveniente de México, Adrián comenta que sorprendido por la corroboración de que en su país no existiera esta opción de grado, al buscar por Internet algún postgrado en dirección teatral sólo encontró dos: uno en la University of British Columbia ubicada en Vancouver, Canadá, y otro en la Universidad de Chile, programa que cursa actualmente y que por estos días está a punto de finalizar. A pesar de haber sido aceptado en ambos, Adrián finalmente optó por Sudamérica.

Alentado por la buena experiencia vivida por un compañero de curso que había estado de intercambio un año en el país, sumado al prestigio que posee la Universidad de Chile, Adrián tomó su decisión. El haber tomado esta opción "me pareció una buena oportunidad para mostrarme o demostrarme que no siempre una buena preparación está del lado norte de mi tierra, sino que hacia el sur y que en Latinoamérica también existe una excelencia artística digna de asir", concluye.

En esta entrevista, Abel Carrizo-Muñoz, Coordinador Académico del Magíster en Artes con mención en Dirección Teatral revela cuáles son las directrices de este programa, la importancia de sus múltiples actividades de extensión y los proyectos a futuro.

¿Cómo recibió la noticia de la acreditación del magíster que usted coordina?

Con alegría y mucha serenidad. Teníamos  la convicción que tarde o temprano se iba a reconocer lo que hemos hecho en una década. Pertenecemos a una gran Universidad, hacemos las cosas bien, tenemos una suerte de adicción por la excelencia; nuestros pares nos respetan. Era cosa de persistir, de paciencia. Esto corona todo lo bueno que hemos hecho, nuestros logros, pero sobre todo constituye un impulso para todas las cosas nuevas y buenas que queremos  hacer por nuestro país a través del arte del teatro en el futuro.

¿Cuál es su diagnóstico de este programa académico?

La evaluación es muy positiva, primero que nada porque este es el programa más importante de formación de directores no sólo en Chile sino que también en Latinoamérica. Hemos tenido alumnos de toda América Latina y si hubiera otros programas en países más desarrollados que el nuestro, como Brasil o México, no sé por qué vendrían a estudiar acá. Yo estoy muy orgulloso de este programa, y de la vocación que tenemos por la excelencia: sinceramente creo que tenemos excelentes alumnos y excelentes profesores.

Este un programa que ha permitido mantener viva la idea de servicio público, que yo creo que la Universidad de Chile en muchas de sus áreas todavía no ha perdido. ¿Y qué quiere decir esto? Que nosotros en principio formamos directores, pero nuestra principal misión es pensar qué pasa con el teatro en Chile hoy, y en consecuencia estar permanentemente investigando eso y formando profesionales para contribuir a mejorar la situación del arte teatral en Chile. Esa es una tarea que define mucho nuestro quehacer, porque nosotros somos un programa muy dinámico, muy flexible, capaz de hacer muchas cosas distintas, no sólo docencia, básicamente porque no entendemos la formación como exclusivamente ligada a la sala de clases. Yo creo que eso es muy atractivo para quienes deciden cursarlo.

Por otra parte, la incidencia del magíster también tiene que ver con la colocación de los egresados, ya que por ejemplo tenemos muchos directores de escuelas de teatro que han llegado a serlo entre otras cosas, porque han obtenido el magíster. Por ejemplo, el director de la Escuela de Teatro de la Universidad Nacional de Cuyo Giulio Ferreto, Alberto Olguín, Víctor Arrojo o el director de la Escuela de Teatro de la Universidad de Playa Ancha también, el director del Teatro de la Universidad de Antofagasta es un egresado de nuestro programa, hay mucha gente importante de la cual creo que el paso por el magíster les ha significado consolidaciones profesionales no solo artísticas, también académicas.

Según su opinión, ¿cuáles son las características de este magíster que lo convierten en un programa de excelencia tanto a nivel nacional como internacional?

Por lo que me han dicho los postulantes extranjeros, el magíster tiene un curriculum muy atractivo, porque no sólo atiende a la tradición teatral, de la cual nosotros somos parte, sino que sobre todo considera la vinculación con otras disciplinas, otras miradas sobre la vida, la cultura y el arte. Yo diría que ese es uno de los elementos más importantes. Nosotros tenemos una hipótesis de trabajo: estamos convencidos de que la supervivencia del teatro o el cambio de estatus del teatro en la sociedad no pasa solamente por la tradición y los saberes teatrales, sino por cómo el teatro se permea, se abre, conecta y vincula con otras disciplinas: con la ciencia, con la filosofía, con las tecnologías, con nuevas miradas en la cultura.

Nosotros observamos que el teatro tiene una rica tradición, pero a la vez es muy poco sensible a los cambios. A nosotros nos parece que un director de teatro hoy día tiene que saber, por ejemplo, de astronomía, a pesar de que toda la tradición teatral pueda decir que eso no tiene nada que ver. La tradición te encajona en la idea de que hay competencias determinadas que tiene que manejar un director, pero nosotros creemos que las competencias son esas pero también son otras. Consecuentemente con eso, hemos hecho muchas cosas que a algunos les parecen rarísimas, como traer de Estados Unidos un físico que ama el arte teatral como el Prof. Gabriel Civilich a hacer clases en el magíster. También hacemos un seminario sobre teatro japonés, pero no para hacer teatro japonés, sino por la mirada que te abre el estar en contacto con personas que han vivido otras cultura como lo ha hecho el Prof. Agustín Letelier. 

Nosotros tenemos mucha vocación por lo diferente, porque yo estoy convencido de que eso es lo que puede hacer el salto cualitativo, y creo que eso se nota. Ningún programa de magíster tiene por qué organizar un festival como el de directores teatrales. Pocos lo hacen, eso de vincularse, abrirse al resto, a lo distinto.

Y además de este festival ¿qué otras actividades de extensión realizan?

La Revista Teatral Chilena, que hemos retomado el año pasado y que esperamos publicar uno o dos números anuales. Si bien no hemos tenido la fuerza todavía suficiente este es para nosotros un proyecto clave, porque nos permite estimular la investigación, que es el otro elemento central. En nuestra formación nosotros nos declaramos adictos a la investigación: como principio formativo, aquí no hay nada que se haga que no se investigue antes.

Aquí se hace mucha investigación pero con poca visibilidad porque no tenemos los canales para comunicarla, por eso es importante la revista y los Diálogos (Encuentros de reflexión en torno a la situación y rol del teatro en Chile). Los 3ros Diálogos entre Teoría y Prácticas Escénicas se realizarán en Mayo de 2009 centradas sobre el problema del arte teatral y el público.

El Magíster sostiene además el LiceU.Chile (Laboratorio de Investigación y creación escénica de la Universidad de Chile) que ha dado origen a algo que muy pocos conocen: el post-teatro. Ese es un aporte que ha hecho este programa y que yo lo considero tan homologable a cuando alguna facultad de la Universidad dice 'durante años hemos investigado en esta vacuna o este antídoto y podemos entregarlo a la comunidad como parte del progreso de este país'. Del mismo modo, yo espero que nosotros entreguemos el post-teatro como parte del aporte que puede hacer una unidad académica de la Universidad de Chile a este país.

Con respecto al Festival para Directores Teatrales, ¿por qué es tan necesario que exista esta instancia?

Porque nosotros creemos que tenemos el deber de crear espacios para la investigación escénica y teatral, y no existe un festival con estos propósitos. Este festival se sostiene sobre la base de que es realmente una instancia de creación y de reflexión al mismo tiempo,  es decir, una instancia artística y estética a la vez, entendiendo a la estética básicamente como la reflexión sobre el arte. Para nosotros el Colectivo Crítico de Creadores es una instancia maravillosa, inédita, única e irremplazable. Ver a creadores evaluando a sus pares exhaustiva y rigurosamente, pero de modo responsable y solidario, no  sólo es emocionante sino imprescindible. La gente que quiere participar es gente que dice 'yo quiero hacer un espectáculo que no sé si me lo van a apoyar en el Fondart, no sé si lo van a seleccionar en el Teatro a Mil o en la muestra de dramaturgia que organiza el gobierno y quiero mostrar mi trabajo y que me digan qué significa para los demás', y eso el festival lo cumple porque selecciona obras y después le permite a sus directores más destacados estudiar el Magíster en condiciones más asequibles y hacer una temporada de extensión en las salas del Departamento de Teatro, lo que les significa nuevas proyecciones a su trabajo.

Lo medular es que el festival es un espacio de investigación  y reflexión sobre esa investigación primera que es la creación entonces para nosotros es importante decirles a todos que tienen este espacio y que nosotros vamos a dedicar todas las horas y todos los recursos que sean necesarios para que ellos trabajen en las mejores condiciones posibles.

Además como programa académico tenemos muchos planes: Yo quiero abrir un lugar para la experimentación en Chile que sea estable, para que cuando alguien quiera saber qué esta pasando en Chile con las nuevas tendencias y las búsquedas teatrales, pueda ir a ese lugar. Creo que hay mucha creatividad, pero está totalmente abandonada, desperdigada, por eso quiero crear ese lugar.

"Si alguien tiene algo que decir a través del teatro, en el magíster tiene las puertas abiertas"

Además de las actividades de extensión ya mencionadas, el Magíster en Dirección Teatral está realizando en este momento y en conjunto con el Teatro Nacional Chileno y el Consejo Regional de la Cultura y las Artes de la Región Metropolitana el "2do ciclo de formación para monitores teatrales aficionados o vocacionales", actividad que tiene una relación directa con la responsabilidad social de la Universidad de Chile. Con respecto a esta actividad, Carrizo-Muñoz declara: "Nosotros no sentimos que estamos haciendo caridad pública con esto, sino que estamos cumpliendo con nuestra obligación social como universidad pública y de paso estamos  aprendiendo y nutriéndonos del país real que existe. La gente que viene a estos talleres son verdaderos héroes sociales: gente que trabaja con dueñas de casa, trabajadores, cesantes, delincuentes, drogadictos, alcohólicos y niños en riesgo social".

Y es que tal como él señala, el Magíster en Dirección Teatral es un espacio diverso y flexible a múltiples aristas, que abarca desde las cosas más sofisticadas a las más básicas: "Creo que si alguien tiene algo que decir a través del teatro, en el magíster tiene las puertas abiertas", señala su coordinador académico.

Sin embargo, inevitablemente a lo largo de su discurso, su mirada crítica y punzante iba a emerger: "Felizmente esta universidad, por lo menos por omisión, nos ha dejado hacer todas estas cosas. Nadie me ha cuestionado el por qué financio la investigación o una publicación, pero tampoco nadie me ha dicho, salvo esporádicamente, qué valioso es lo que hacen o ¡los vamos  a apoyar! El Decano Luis Merino, y luego Pablo Oyarzún, nos ayudaron para que el número 3 de la Revista Teatral Chilena se terminara de imprimir, pero me quedó claro que no podía pedir más. Entonces yo me pregunto ¿y el Fondo de Desarrollo Académico no debiera ser para este tipo de proyectos? El Rector vino al lanzamiento de esta revista y quedó muy impresionado de todo lo que hicimos en esa oportunidad. En esa instancia yo le dije al Rector que quería hablarle de este proyecto para que me ayudase, y él me dijo 'yo voy a un viaje y a la vuelta lo atiendo'. Durante  meses he estado  pidiendo la entrevista con el Rector y no he logrado que me reciba. Aún así, nosotros no vamos a dejar de trabajar porque una autoridad no puede o no quiere ayudarnos. A pesar de eso, yo siento el respaldo de la universidad en la medida en que nunca me han insinuado ni menos presionado para que ganemos plata con nuestras múltiples actividades".

¿Cuáles son los conceptos o directrices clave que ustedes impulsan a los estudiantes?

Nosotros apostamos a la figura del director-autor. Con todo el respeto que me merecen todos los héroes de la dramaturgia chilena, creo que la figura del dramaturgo como núcleo central de la creación teatral, en nuestra concepción, está superada. Nosotros pasamos por esa experiencia un semestre de cuatro. Todo lo demás tiene que ver con la figura del director como un autor, como un creador de primer orden.

¿Por qué?

Porque tiene que ver con el principio central de nuestra formación. Históricamente la figura del dramaturgo ha tenido que ver con el modelo decimonónico del teatro, que es el que nosotros llamamos hegemónico, que corresponde a otra época y que determina no solo los modos de producción sino el tipo de creación. Pero al no existir el texto en una puesta en escena, eso significa una apertura como la que a nosotros nos interesa respecto a los modos de producción: se descomponen totalmente todos los procedimientos. Es clave hacer esa operación, porque si no se hace todo desde cero, casi siempre estamos condenados a  repetir las fórmulas consagradas por la tradición.

¿Y eso no atenta de alguna manera contra la comprensión del público?

No tiene nada que ver. Hay mucha dramaturgia que atenta contra la comprensión del público por interés o por falencia. Un director-autor puede crear un espectáculo absolutamente convencional, pero va a seguir otros procedimientos para llegar a eso convencional. El trabajo nuestro tiene que ver con que nosotros consideramos que el teatro no tiene que ver con la literatura, y que es un accidente que tenga que ver con la literatura. Es evidente que hay algo esencial entre la palabra y la escena, pero ese algo no lo es todo. ¿Por qué en Chile los festivales que se hacen son de dramaturgia? El Festival de Dramaturgia Europea y las Muestras de Dramaturgia Nacional son apuestas a una figura, a mi juicio, en cierto modo pasada de moda. ¿Por qué? porque la operación que hace un dramaturgo es primero solitaria, lo que no tiene nada que ver con el hecho teatral, y segundo, literaria, no escénica. Entonces no habiendo eso, el director como cabeza de una colectividad, tiene que trabajar a partir del lenguaje propio de la escena. Yo por eso soy tan radical con respecto a esto aunque a este respecto A Artaud lo es mucho más, porque creo que para abrir este espacio y estas manifestaciones del teatro hay que sacar al dramaturgo autoritario, al que hay que seguir críticamente y  reinventarlo como uno más del colectivo de creadores, como es,  por ejemplo, el rol del guionista en el cine.

¿Usted implementó esta concepción?

En el Magíster sí, pero  en la historia teatral, en las prácticas escénicas hay muchas experiencias de directores autores, lo que pasa es que no se ha estructurado o sistematizado mucho al respecto. Cuando yo hice el magíster, a mí me enseñaron a ser un director transparente o fantasma: mientras menos yo me viera entre el texto del dramaturgo y el público, mejor estaba hecho el trabajo. Esa era la condición que en mi tiempo se le daba al director, pero yo creo que el director es el responsable último y mayor de un espectáculo, que es lo que la gente va a ver cuando ve teatro: un espectáculo, una cosa en vivo, que no tiene nada que ver con la literatura. Por eso en el Laboratorio de Investigación y Creación escénica no usamos palabras: para no caer en la trampa de la dramaturgia ni del realismo. Si tú revisas las asociaciones que hace la gente con el teatro, tienen que ver con una idea del teatro como imitación de la realidad, y cuando no es eso la gente no entiende y encuentra que son cosas herméticas.

Esas son las cosas que a nosotros nos interesa poner en tensión, y son las problemáticas centrales del Magíster: Los alumnos vienen acá porque saben que nadie les va a estar diciendo "no, eso no lo escribió García Lorca, lo estás traicionando". A nosotros eso nos da un comino. Si alguien quiere tomar a García Lorca, es tu derecho hacerlo como tú lo sientas, porque tu responsabilidad es con tu tiempo, no con el pasado. La responsabilidad del director no es con los muertos, es con los vivos.

¿Cuál es la importancia de profesionalizar o darle un respaldo académico a la figura del director teatral?

Más que a la figura gremial del Director Teatral,  la responsabilidad del Magíster es contribuir a mejorar el estatus social del teatro en Chile a través de la formación de directores que luchen por eso. Nosotros no somos un programa al que le preocupe el gremialismo en torno al director, eso para mí es totalmente secundario. Sí nos interesa la situación del teatro, y cómo debe la figura del teatrista, en una escuela de teatro o en un espectáculo, pensar en eso y tratar de abrir caminos para que la  situación actual se revierta. Eso es lo que nos interesa y por eso para nosotros es fundamental la figura del director, porque creemos que lo que hace el director se multiplica en muchos sentidos. Es un líder, y nosotros tratamos de formar líderes capaces de ganar un Fondart o de perderlo con elegancia, y ser capaz de hacer el teatro que se necesita con muy pocos recursos, con el ingenio, la creatividad y seres humanos comprometidos con el teatro. Nuestra misión es convencer y capturar aliados para esta causa que consiste en darle al teatro el nivel de dignidad, profesionalismo y consideración social que se merece. A mi juicio el teatro es una expresión maravillosa, y nosotros luchamos por formar a nuestra gente para que haga del teatro algo maravilloso, necesario para todos  los demás, para toda la comunidad, no sólo para quienes lo hacen. 

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