Hizo clases el 23 y 24 de agosto, entre las 18 y 21 horas, enfocado en el teatro pre dramático, dramático y post dramático. Luego de ese seminario tuvo encuentros y conversaciones con la gente del mundo del teatro, y el viernes 25 de agosto, a las 17 horas, dio una clase magistral en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), en el marco del inicio del Festival de Dramaturgia Europea.
Ante un auditorio repleto, Hans Thies Lehmann habló de sus postulados, enfocado en la compleja relación entre texto y escenario. Con un panel de destacados críticos y teóricos chilenos (Javier Ibacache, Carola Oyarzún y Benito Escobar), la clase magistral de Lehmann estuvo marcada por el enfoque en la puesta en escena de sus postulados sobre el teatro post dramático.
Oyarzún hizo una breve introducción, donde destacó la relevancia de los postulados del denominado "padre" del teatro post dramático, acotando que su libro, "Teatro Post dramático", es un eje central del teatro moderno y que le valió ser reconocido como uno de los teóricos más importantes a nivel mundial. Esto porque Lehman se hace cargo de contextualizar el teatro a partir de 1970, poniendo en evidencia que lo estético se vuelve primordial, donde la dramaturgia se vuelve importante, pero es algo que se replantea en escena. Sin embargo, no tiene que ver con solo lo visual, sino que las propuestas escénicas reconfiguran el teatro a través del cuerpo del autor, su voz, la reutilización del espacio, la concreción del texto, cambiando de manera sostenida de una cultura textual a una concientizada en el cuerpo, lo visual, recuperando la noción de Artaud de que el teatro no debe ser el doble de la vida, sino que debe presentarse como un mundo posible, no una realidad milimétrica.
Lehmann se enfocó, por ende, en la compleja relación actual entre el texto y el escenario. El teórico ahondó en la visión que se tiene de un texto dramático, donde debe entenderse que el texto actualmente es un material más, entre otros, de la dramaturgia que se genera. El teatro, como arte actualizado, debe reinventar textos antiguos o clásicos, y reinventarse constantemente en escena. "En Alemania hoy en día esto se ha convertido en una praxis natural, que los autores actuales tomen textos antiguos y los de-construyan, fragmenten e intervengan. De esta manera los textos se mantienen vivos, al no tratarlos como museos", sintetizó el alemán.
"Es un malentendido si algunas personas creen que el concepto "post dramático" va en contra el texto o sin texto. Uno puede tener un teatro muy aburrido sin texto. Hay teatro muy complejo y rico, con mucho texto. Pero seguimos teniendo el hecho que hay una cierta relación de conflicto entre el lenguaje y el escenario", explicó Lehmann, acotando que uno de los más grandes críticos de teatro en Alemania ha dicho que nunca se podrá aunar ambos elementos. Siempre habrá una presión y una necesidad de tranzar de alguno de los dos elementos.
UNA PERTURBACIÓN TEXTUAL
Según Lehmann, hay una perturbación recíproca entre escena y texto, porque el lenguaje siempre será un ente ajeno al escenario, que proviene de fuera. "Tenemos una nueva diversidad de posibilidades en esta relación entre texto y escena con el teatro post-dramático. Esto va tan lejos que incluso dicen que el lenguaje "se expone" en escena, se exhibe. Con el lenguaje sucede lo mismo que con los otros elementos del teatro. Al texto le sucede que sucede con respecto al tiempo, al espacio", expuso el teórico.
A lo que apunta con sus postulados es que el teatro moderno toma los diferentes elementos del teatro y los hace brillar a cada uno por sí solo. En el teatro tradicional siempre había una gran importancia en el tiempo, que afectaba la estética teatral clásica. "El teatro moderno convierte al tiempo mismo en una experiencia, puede ser demasiado largo o fragmentado, y de la misma manera hay mucho teatro donde el espacio se vuelve la experiencia decisiva. Lo mismo sucede con el lenguaje como tal, como palabra, como escritura. El lenguaje se convierte en un objeto que debe ser trabajado. Por eso muchas veces el significado del lenguaje termina siendo secundario ante la importancia del lenguaje como tal", expresó ante la audiencia.
Esto no significa que se pierda el significado de las palabras, solo que ya no son el centro del teatro. El espectador puede darle el significado. "Algunos dicen que al fragmentar un texto, se destruye. Pero los textos perduran, siguen, y pueden ser leídos. El teatro cada noche es un acontecimiento, único, irrepetible, entre los actores y los espectadores. Ahí presencio un mundo donde lo actual es una referencia y el texto es solo un elemento", puntualizó Lehmann.
Como conclusión, Benito Escobar acotó que algunos autores escriben para "destruir", "tensionar" el teatro. Hay textos que transitan por una zona oscura, limítrofe. El teatro post-dramático recicla, retoma aquellos textos que también están en tensión, evitando repetir ciertos cánones. "Muchas veces el texto tiene una condición física, con formas de trabajar que ya no implica sólo decirlo, sino que es un material complejo y conceptual. El texto escrito muta, es proyectado, puede volverse imagen a través de la digitalización y texto nuevamente. El lenguaje muta y es difícil, a ratos, procesarlo, pues los conceptos cambian, es superado y reintegrado", afirmó el académico.
PREGUNTAS A LEHMANN
Dentro de la clase, se le dirigieron dos preguntas a Lehmann:
Se habla de ser fiel, de fidelidad. ¿Cómo entendemos esta palabra, fidelidad, fiel a qué?
Podría ser bastante sencillo. Es la fidelidad ante la propia intensión artística, ante la percepción de una determinada sociedad. El discurso de la fidelidad con Schiller o Shakespeare es absurdo - el teatro no es un curso, la universidad. Es otra cosa. Varios académicos decían que las puestas en escena de Shakespeare le quitaban profundidad. Respeto eso, la práctica teatral como una adoración y pasión lectora, pero no confundo la pasión de un buen texto por la pasión de buen teatro. La literatura y el teatro son dos artes diferentes. Reducir o tratar de reducir el teatro a la literatura implica la muerte del teatro. Y decir que esta libertad del texto existe solo ahora, es falso, porque nadie nunca se ha visto obligado a hacer Shakespeare tal cual se presenta en el texto. Esa libertad del texto lleva mucho más tiempo. Hay un tema del status, donde el texto es importante, sí, pero, ¿cuál es el tipo de presencia del texto en el teatro de hoy? Un aspecto lo encontramos en Artaud porque no permitía el texto tradicional en su teatro, pero debía mantener un espacio importante, un estatus, una encantación, quizás como lo conocemos en los sueños. Ahí también existen las palabras, pero no tienen el mismo estatus que cuando estamos despiertos.
¿Qué rol pasa a tener el espectador con este escenario post-dramático?
En esto veo el centro de la mayoría del teatro post-dramático. Ese teatro está definido como una relación viva entre el público y la escena. El teatro ha inventado nuevas situaciones, donde el espectador tiene un nuevo rol. Recomiendo, a todos los que tienen un proyecto, plantearse posibilidades para el espectador, qué puede hacerse para él, si tengo un espacio donde actores y espectadores entran juntos o si se separa. Un pequeño grupo de espectadores tiene diferentes posibilidades a las de un grupo grande. Son cosas que se sobreentienden, y son ahora el centro de la nueva dramaturgia teatral. Necesitamos más ahora una dramaturgia de espectador que de escena. En varias obras se reposiciona el rol del espectador. Muchas veces está relacionado con una transgresión de los límites de las salas de teatro, con espacios nuevos, urbanos, y por otra parte, en Europa y acá también, tenemos grandes edificios, escenarios, con nuevas salas que tienen un diseño arquitectónico más moderno, pero siguen siendo salas. Estos edificios son, en el fondo, la estética teatral del siglo XIX convertido en piedra, y siguen definiendo por su presencia lo que conceptualmente se tiene de teatro. Pero incluso dentro de los teatros se podrían apreciar las posibilidades de otra manera. Por ejemplo, si la actuación del actor se convierte más en un artista de performance, se puede dar una confrontación personal entre el público y el performer, que ya no se esconde detrás de un determinado papel, porque los actores prefieren utilizar sus trucos, esconderse detrás del papel, en una perfección, y los espectadores prefieren la sala oscura y que no le llegue el teatro directamente. Romper eso es muy importante, central para la nueva dramaturgia. Ya Brecht dijo que no necesitamos solo un nuevo arte de la actuación, sino un nuevo arte de espectadores.
