"Cuatro Puntos Cardinales":

Abel Carrizo y sus nociones del exilio y la fragmentación

Abel Carrizo y sus nociones del exilio y la fragmentación

Es una gran producción. "Cuatro Puntos Cardinales" es un proyecto Chile-España que no solo presenta cuatro obras breves de autores distintos, sino también es el fruto del trabajo de cuatro directores que debieron trabajar a máquina rápida para cohesionar sus propuestas en escena. Un proyecto que fue factible gracias a las gestiones realizadas por el Magíster en Dirección Teatral de la Universidad de Chile y Producciones Imperdibles, de Sevilla, los coproductores, donde figuran renombrados directores, tanto españoles como chilenos: Gema López, Jesús Codina, Raúl Osorio y Abel Carrizo-Muñoz, Coordinador del Magíster quien se encargó de dar forma al texto de Itziar Pascual, "Varadas".

En el montaje Carrizo trabajó con un elenco esencialmente femenino (Geraldine Moncada, Paloma Anaya, Pamela Alarcón, Sandra Donoso, Verónica Olmedo, Paloma Toral y Marjorie Avalos), quienes interpretaban a mujeres que por diversos motivos eran exiliadas (o dejaban su país en un auto exilio). "Fue un placer trabajar con ellas. En el trabajo teatral las mujeres siempre son fuertes, pilares, aportes", dice el director, quien aprovechó la buena voz de sus actrices para cohesionar los cuadros con canciones populares: "El abuelo", del argentino español Alberto Cortez, "El adiós", una famosa canción que hizo Sergio Ortega para "Fulgor y muerte de Joaquín Murieta", "Las pequeñas cosas", de Joan Manuel Serrat, y en el emotivo final, cuando las actrices se yuxtaponen a una proyección del plebiscito de 1988, cantan "Vuelvo", de Márquez, de Illapu. Así se fue cohesionandsu parte del montaje, que además debía enlazarse con el trabajo de Codina, Osorio y López.

¿El uso de la música estaba especificado dentro del texto original?
No, el texto de "Varadas", de Itziar Pascual, era un texto que me ofreció resistencia en su comienzo. Siempre tuve la sensación de que me había llegado incompleto. Tiene un formato que me costaba y no me satisfacía totalmente, y trabajé el texto como lo usamos acá en el Magíster: como pretexto y como pre-texto, como algo incompleto. La obra en sí tiene un corte marcadamente realista, y son tres o cuatro escenas que hay al principio. Yo le di el carácter corporal, musical, coral que tiene. Eso no estaba en el texto. Me interesa mucho el carácter de lo escénico, que pasa, a mi juicio, más que por el diálogo o la actuación, fundamentalmente por los recursos y lenguajes que no son realistas, o anti naturalistas, más físico, donde el cuerpo para mí es muy importante, todo lo que se haga con el cuerpo, el bailar, el cantar.

¿Cómo fue el trabajo con los otros directores y cómo se estructuró "Cuatro puntos cardinales"?
Es la primera vez en la historia del teatro chileno que se hace un espectáculo con cuatro textos distintos y cuatro directores distintos. Eso no fue completamente dimensionado, no pensamos que estábamos haciendo algo muy raro, muy particular, muy especial. Creo que nos faltó tiempo y posibilidades de hacer un trabajo más integrado. Eso queda pendiente, porque con esto iniciamos un proyecto que tiene que ver con la idea de que el director no necesariamente es un ser individual.

¿A qué apunta esta experiencia?
Considero que la dirección puede ser compartida. Espero y aspiro a generar un proyecto en el futuro donde, por ejemplo, un grupo de directores dirijan una misma obra, pero eso es romper toda la historia de la dirección, no solo en Chile, sino en el mundo. Derribar los egos, las vanidades, las competencias y es un tarea ardua, pero posible. Una de las cosas que me gusta del teatro es su carácter colectivo, su carácter horizontal, donde no importa tanto si el que está hablando es el sonidista o el actor. Lo que importa es lo que se plantea, lo que se propone, y en ese sentido tiene una estructura muy horizontal que me gustaría llevarlo al plano de integrar directores distintos, a ver si nos ponemos de acuerdo. Faltó integración, pero el resultado es bueno.

REGRESIÓN AL EXILIO
"Cuatro Puntos Cardinales" es una experiencia inédita y desafiante, que replantea tradiciones teatrales. "Como proyecto, de mirar el teatro y de verlo de otra perspectiva, lo encuentro muy valioso. Además considero que el teatro es un espacio de integración, en todo sentido", sintetiza Carrizo.

"Trabajar con gente que vienen de otros países, con textos extranjeros, pensando en la cultura y como se integran, viendo en mi caso, por ejemplo, qué de bueno tiene el exilio y qué de malo tiene ese acto de desarraigo, y me di cuenta que España, que de cierta forma nos saqueó como cultura, diezmó a nuestros mapuches, también nos dejó muchas cosas. Nos dejó el arte, y pongo ahí las canciones de maestros como Serrat y Sabina porque digo que aunque fue doloroso por un lado, nos dejó esto también, el arte y la cultura española", explica el director, aludiendo a lo que hace particularmente especial esta co-producción enmarcada en el Bicentenario de la independencia chilena y que Carrizo aprovechó de relacionar con el exilio chileno.

¿Cuál fue la conexión con Chile?
Es el exilio que conozco. Perdí prácticamente a todos mis profesores porque tuvieron que irse al exilio, he conversado con muchos de ellos y viví experiencias con ellos, y creo que conozco bastante de la doble dimensión que tiene. Siempre creí, antes de estar en contacto con ellos, que el exilio era solo lamentable y doloroso, pero tiene una dimensión maravillosa también: sentir que te abres a otro mundo, que te entrega otro mundo. Y es una de las razones también por lo que algunos exiliados no han vuelto, porque para mí la patria es donde te quieren, donde te escuchan, te protegen, te acogen en el fondo. Eso traté de mostrarlo en la obra, de estas mujeres que andan a tientas y que también tienen un poco la posibilidad de volver luego de entrar a un país que las recibe. En el caso de Chile, el retorno se hace posible gracias al No, y por eso está vinculado en la obra, y por eso se proyectan imágenes de la gente, la alegría, para fundirla con ellas, porque si la gente pudo volver a Chile, fue porque había otra gente que estuvo acá y fue capaz de organizarse, resistir y con un voto, derrotar una dictadura.

¿Con qué le gustaría que el espectador se quede?
Nunca pretendo que la gente se lleve algo que a mí me interese, sino que trabajo sobre el respeto al espectador y que cada persona se lleva algo según sus competencias y su sensibilidad, según lo que quieran ver. Que se lleven una experiencia de cómo el teatro recoge la realidad fragmentad, la integración de lenguajes diversos, de situaciones que van desde la sofisticación a la realidad más simple, y ese carácter unitario de la vida lo tiene también el teatro, la capacidad de integrar y que se ha visto en este proyecto. El espectador tiene que ensamblar la historia, y en esta fragmentación, muy propia del teatro post moderno, porque no me interesa repetir lo que me enseñaron. Al revés, considero que como parte de la Universidad tenemos una responsabilidad de generar nuevos lenguajes, de investigar y presentar nuevas alternativas.

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