En exposiciones individuales y colectivas:

En Linares y Santiago se exhiben obras de estudiantes y egresados del DAV

En Linares y Santiago se exhiben obras de estudiantes y egresados

Hasta el próximo 4 de octubre se podrá visitar Nunca Morir, muestra que se presenta actualmente en Galería Bech y que reúne las propuestas de Sacha Seguel, Wladymir Bernechea y Gaspar Álvarez, los dos últimos, estudiante y egresado de la Licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad de Chile, respectivamente. A través de la pintura, estos jóvenes artistas reflexionaron en torno a la muerte, construyendo sus obras a partir de la significación que cada uno de ellos da a ese referente. "El punto de encuentro de las tres propuestas se sostiene fundamentalmente en la producción de imágenes que nos sitúan como espectador en una constante incertidumbre frente a lo que está representado en las pinturas. De esta forma, el procedimiento pictórico funciona como catalizador de esta idea", señalan los artistas.

De allí que cada uno de ellos haya abordado el tema propuesto desde distintas aristas, mediatizando, descontextualizando o re-significando ese referente y exhibiendo así tres visiones distintas sobre la muerte. Sacha Seguel, por ejemplo, planteó en su propuesta lo que estos artistas catalogaron como "un acercamiento 'quirúrgico' y distante a un hecho concreto", a través de una serie de pequeños y medianos cuadros en los que no sólo centró su mirada en "cuerpos yacientes, sino que además en espacios que de alguna manera abarcan un ambiente mortuorio. Es una especie de catarsis sobre la muerte, que a su vez habla de este estado como una parte de la vida que los seres humanos no tratamos, sino que esquivamos", explica.

Wladymir Bernechea, en tanto, exhibe una serie de pinturas monocromas en las que tensiona la relación entre el cuerpo, el espacio y el acontecimiento, "tomando la escena representada en la pintura como un elemento que constituye partes de una narración", cuenta este estudiante de la Licenciatura en Artes Plásticas sobre su propuesta, agregando que la utilización del monocromo gris y de la pintura como medio "cumple la función de tensionar la construcción de las escenas representadas, complejizando el sentido de éstas, siendo el medio y la paleta los elementos fundamentales dentro de la obra, ya que producen una especie de registro de la corporalidad de la acción pictórica. De esta forma, la pintura se torna metáfora del cuerpo en la escena y tensiona, así mismo, el espacio y la narración planteados en esta obra".

Por último, Gaspar Álvarez trabajó a partir de imágenes encontradas en internet y en prensa para dar forma a las obras que exhibe en Nunca Morir, propuesta que se caracteriza "por la búsqueda formal de una imagen pictórica y de cómo es posible articular el soporte, la manera y los referentes en una sola pintura", señala este egresado de la Universidad de Chile sobre esta serie de imágenes que fueron realizadas en diversos formatos y soportes, y que justamente deambulan entre maneras pictóricas y referentes artísticos. Como explica, sus pinturas quedan atrapadas en una temporalidad extraña al "rescatar un espectro de tiempo perdido, donde cada pieza requiere un tiempo y una manera de enfrentarla en particular, transformando el referente a través de la pintura en la propia vivencia y adueñándose de los recuerdos".

Cuerpos que importan

En el Museo de la Solidaridad Salvador Allende se exhibe Cuerpos que importan, exposición en que Inés Molina, Licenciada en Artes Plásticas de la Universidad de Chile, reflexiona en torno al cuerpo, la fotografía y la relación que existe entre ambos. "El cuerpo es un valor de cambio. Ha sido la base de las representaciones y de las configuraciones tanto de lo humano como de lo divino. Con esto se van construyendo cuerpos que sirven como regla y que, de la mano de los imperativos morales, nos dicen de qué forma debemos ser y vernos", señala esta artista, agregando al respecto que "la representación no tiene ni un carácter objetivo ni estético porque, en sí, es la imagen de una estructura de mundo; una imagen de mundo que es excluyente y que, de forma violenta, se presenta como un imperativo naturalista".

En esta muestra, Inés Molina exhibe ocho retratos fotográficos de hombres y mujeres adolescentes, quienes aparecen sobre fondos blancos o negros. "Encerré a estos rostros en un binomio blanco/negro para enfatizar que el cuerpo siempre está dentro de una polaridad: hombre/mujer, sexo/género, naturaleza/cultura, la misma en la que se encuentra la fotografía. Siempre queda prisionero entre dos límites porque la división binaria es la categorización básica de nuestra sociedad", señala esta egresada de la Universidad de Chile, cuyas imágenes se asemejan a la foto carnet "para decir que no busco la fotografía como una reflexión sobre la historia de cada modelo, sino cómo ese cuerpo entra en la sociedad", agregando que los rostros "tienen un gran nivel de detalle para remarcar la piel, el tiempo y la porosidad opuesta a la suavidad de los rostros publicitarios".

Con Cuerpos que importan, obra con la que está optando al grado de Magíster en Artes en la Universidad Católica y que obtuvo financiamiento Fondart, Inés Molina busca centrar la atención en el hecho de que "el cuerpo y su representación es siempre más texto que carne", dice sobre esta exposición que se podrá visitar hasta el 2 de octubre y cuyo título hace alusión al libro del mismo nombre de Judith Butler, en el que esta filósofa reflexiona en torno a la problemática de género. "Me hizo sentido ponerle Cuerpos que importan porque las inquietudes de la obra vienen de ahí, para establecer un puente con personas relacionadas con el tema de género más que con el arte y, en especial, como una forma de transparentar los procesos creativos, de entender la fotografía como un objeto relacional que nunca tiene un sentido puramente estético", concluye.

Fronteras

Ángela Cura, Licenciada en Artes Plásticas de la Universidad de Chile y profesora del Departamento de Artes Visuales, fue quien convocó a Aarón Ortega, Francisca Martínez, María Elena Cárdenas, María Jesús Seguel y Rosario Ateaga a exponer en Fronteras, muestra que reúne obras que se caracterizan por renovar lenguajes artísticos tradicionales como la escultura y la pintura, y que fueron creadas a partir del concepto paisaje con el objetivo de presentar "un contrapunto entre lo urbano y lo rural, y entre los conceptos de artificial y natural con lo que generalmente se asocian estos paisajes, cuestionando, al mismo tiempo, estas categorizaciones", explica María Elena Cárdenas, también Licenciada en Artes Plásticas de la Universidad de Chile, sobre esta muestra que se exhibe en el Museo de Arte y Artesanía de Linares y que reúne a artistas que tienen en común el haber cursado el Magíster en Artes Visuales de la Universidad de Chile.

En ésta, Aarón Ortega exhibe una escultura conformada por una caja de acrílico transparente suspendida en el aire y atravesada por una luz de neón que alude a la artificiosidad del paisaje en las grandes urbes, mientras María Jesús Seguel, moldes de yeso que sacó a objetos y que instala colgando desde el cielo de la sala, invirtiendo el procedimiento característico de la escultura en vaciado al presentar la matriz, o molde, como obra. Rosario Ateaga, en tanto, recorre el territorio nacional fotografiando cielos, vegetación y caminos, idealizando así el paisaje rural y evidenciando la condición de imagen de postal que adquiere cualquier paisaje alejado de la ciudad a los ojos del santiaguino, mientras la pintura de paisaje es abordado por Francisca Martínez, quien presenta paisajes rurales pintados en los que, a partir de la representación de flores y mariposas, cita a la típica artesanía en crin desarrollada en la localidad de Rari.

María Elena Cárdenas expone una obra compuesta por dos pinturas que ocupan el suelo y el muro de la sala, donde representa un fragmento en escala 1.1 de un interior doméstico donde lo que predomina es el suelo de baldosa que varía su perspectiva según la posición del observador. Junto a ello, pinturas de pequeño formato en que se ven personas del mundo campesino y citadino en situación de calle y abandono. Por último, Ángela Cura exhibe una escultura constituida por colas de caballo atadas unas con otras, que descienden desde el cielo de la sala constituyéndose en una suerte de columna blanda de la cual pende una forma tejida con la técnica artesanal del crin de caballo. De esta manera, la profesora del Departamento de Artes Visuales "asocia la artesanía y la manualidad con lo natural y como una manifestación de lo patrimonial incontaminado por el artificio de las tecnologías actuales", explica María Elena Cárdenas.

Fronteras, título alude a los límites entre los lenguajes artísticos que en esta exposición se presentan, permanecerá en exhibición hasta el 25 de septiembre en el Museo de Arte y Artesanía de Linares, ubicado en Av. Valentín Letelier 572, Linares.

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