"Nosotros, compañeros de Magíster y amigos, queríamos exponer juntos, por lo que empezamos a gestar este proyecto viendo hilos conductores entre cada una de nuestras propuestas. Estuvimos más de un año trabajando y conversando cuando apareció la convocatoria para el Museo de la Solidaridad Salvador Allende (MSSA), así que lo enviamos. Si bien no quedamos seleccionados dentro de ese llamado porque el proyecto no cumplía con ciertas exigencias de interactividad de la convocatoria, en el Museo encontraron que estaba muy bien armado y cohesionado, por lo que nos dieron una fecha para exponerlo", recuerda Tomás Fernández, Magíster en Artes Visuales de la Universidad de Chile y uno de los artistas que exhibe en Pecio, muestra que desde mediados de diciembre se presenta en ese espacio.
Junto a él, exponen Antonia Daiber, Adolfo Martínez, Consuelo Rodríguez y Aymara Zegers, todos ellos egresados del mismo Magíster, quienes por afinidades, gusto y respeto por el trabajo del otro, dieron forma a esta exposición colectiva que se podrá visitar hasta fines de enero. "Había una suerte de dejadez y de abandono que aparecía constantemente en nuestros trabajos y que nos amarraba un poco, conceptualmente: una cierta parquedad, un gusto por lo opaco, lo gastado, lo precario, lo silencioso", señala Tomás Fernández, quien, en el marco de esta exposición, recreó maquetas arquitectónicas de interiores en estado de ruina y abandono, "a través de una manualidad tosca y burda, y con materiales precarios", señala este artista, que además es profesor del Taller de Dibujo de la Etapa Básica en Artes Plásticas.
"Estas figuras, que recuerdan a las intervenciones realizadas por Gordon Matta Clark y al caótico taller de Francis Bacon, son ampliadas fotográficamente en ciertos encuadres determinados, tensionando las nociones de escala y materialidad: primero en el descalce entre la escala mínima y los materiales precarios y livianos y la monumentalidad de las imágenes de edificaciones, y luego en la relación de la percepción directa de la maqueta y la imagen mediada fotográficamente que, debido a su precisión, enrarece nuevamente aquellas mismas nociones", agrega Fernández sobre la obra que presenta en esta exposición, en la que se exhiben trabajos que "utilizan diferentes medios, como instalación, video y fotografía, y donde el diálogo entre las propuestas está dado por ciertas imágenes evocadas por éstas", agrega Antonia Daiber.
Esta artista, que además cursó el pregrado en la Universidad de Chile, al igual que Fernández y Martínez, expone seis fotografías y un video en esta exposición. "Las primeras son registros de instrucciones en desuso expuestas a la intemperie, donde se puede ver claramente el paso del tiempo que modifica estos objetos que pierden su función y pasan a formar parte de ese entorno natural, de ese paisaje. Por otra parte, el video, que está proyectado en otra sala del Museo, muestra una quema en tiempo real registrada a través de un cámara fija, video desde el cual se desprende un ánimo documental y contemplativo", señala Daiber sobre la obra que exhibe en Pecio, concepto que alude a los restos de un naufragio y que se transforma en la imagen que "atraviesa todos los trabajos de la exposición: el punto de partida, el puente entre cada trabajo", concluye.
Objetos que hacen ruido
En paralelo, Aymara Zegers y Adolfo Martínez, además exhiben sus propuestas en Objetos que hacen ruido, exposición curada por el artista y académico del Departamento de Artes Visuales, Pablo Rivera, y en la que comparten espacio con Jorge Cabieses y Nicolás Miranda, también egresados del Magíster en Artes Visuales de la Universidad de Chile, con Alejandro Leonhardt, estudiante del mismo programa de la Escuela de Postgrado de la Facultad de Artes, y con Sofía de Grenade, Javier González Pesce y Carlos Costa, todos ellos artistas que, en el marco de esta exposición que se exhibirá hasta el próximo 21 de enero en el Centro de Arte Contemporáneo Municipalidad de Las Condes/UC, fueron invitados a pensar en torno a nuevas formas de comprender y clasificar obras que trabajan con el volumen y el espacio.
"Los artistas que exponen en esta muestra están relacionados con un área que a mí me interesa mucho y que tiene que ver con cierta reflexión que se da en torno a operaciones espaciales y objetuales vinculadas al mundo y lenguaje de la escultura, pero en una zona en la que se opera con lo cotidiano, con objetos y/o situaciones que además son de mucha ambigüedad", señala Pablo Rivera sobre lo que caracteriza a las propuestas de estos artistas, agregando que lo que le interesaba era "invitar a quienes estuvieran trabajando un poco el límite del lenguaje, haciendo cosas que no necesariamente pudiesen catalogarse como esculturas o que simplemente no estuvieran preocupados de que así fuera, predominando en sus propuestas su propio ideario poético más allá de los calces genéricos".
Y es que este artista y académico buscaba abrir la reflexión en torno a las relaciones y operaciones que se ponen en escena a partir de la escultura como lenguaje, dando total libertad a los artistas para pensar y crear a partir de esa invitación. De allí que cada uno de los expositores haya respondido desde su propia poética y sus propias inquietudes para dar forma a sus obras, conformando "una exhibición muy ecléctica y con muchos puntos de vista distintos", señala Pablo Rivera sobre esta muestra en la que se pueden apreciar trabajos objetuales e instalatorios, y propuestas que dan cabida a la utilización del video y a procesos de participación interactiva, añadiendo que las obras "permanecen permeables y abiertas por su grado de vulnerabilidad, pudiendo incluso haber algunas que pueden estar más allá de lo que entendemos como arte y sólo ser vistas y reabsorbidas al entrar en el contexto de un espacio expositivo".
Cabeza de ratón
En el Museo de Artes Visuales, en tanto, se exhiben actualmente las treinta y seis propuestas que fueron seleccionadas en el marco de la sexta versión del concurso Cabeza de Ratón que organiza ese museo en conjunto con Minera Escondida (ver contenidos vinculados), entre ellas, Confrontación, obra con la que Raimundo Edwards, Magíster © en Artes Visuales de la Universidad de Chile, obtuvo el segundo lugar "Premio Minera Escondida", una propuesta que se constituye a partir de diversos materiales provenientes del ámbito industrial automotriz, vialidad, internet, orgánico y cotidiano, y en la que este artista evidencia la confrontación de modelos provenientes del paisaje natural, representado por plantas, tierra y osamentas, y el urbano, a través de la utilización de señalética, tachas e imágenes de motociclistas.
Ello, a través de la conformación de grupos de modelos utilizados en series de trabajos anteriores como Carreteras, F1 y pilotos "que al combinarlos bajo ciertos parámetros de color (amarillo y negro, colores de uso señalético en la vía pública) y composición en un montaje fragmentado, permite activar relaciones materiales, ópticas y simbólicas asociadas a los distintos grados de representación, desde la pintura, el objeto y la fotografía", explica este artista, aclarando que el proceso de producción "sucede a través del ensayo y error, combinando y desarmando distintos elementos, pinturas y materiales a disposición, mediante un proceso de composición a muro y suelo (dentro del taller) en una especie de pegoteo y jerarquizando elementos que por su condición material y simbólica permiten generar relaciones entre los distintos materiales".
Confrontación se podrá apreciar hasta el 29 de enero en el marco de esta exposición que, "a diferencia de versiones anteriores, hace notar parámetros curatoriales notables", señala Raimundo Edwards, quien destaca entre las propuestas exhibidas las de Carlos Ramos, María Jesús Olivo y Francisca Montes, esta última, egresada de la Licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad de Chile y también candidata a Magíster en Artes Visuales, concluyendo sobre la muestra que "cada nivel del museo tiene una relación de trabajos bidimensionales con objetos y esculturas de un modo donde la lectura resulta estimulante y generadora de relaciones entre los trabajos, algo que la mayoría de los concursos e incluso exhibiciones colectivas muchas veces carecen, dando como resultado acumulaciones de trabajos individuales que impiden una lectura global".
A tiempo real
Ése es el nombre de la propuesta que Claudia Müller, Magíster © en Artes Visuales de la Universidad de Chile, creó especialmente para Galería Temporal, proyecto ideado por la profesora del Departamento de Artes Visuales, Ángela Cura, y por el egresado de la Licenciatura en Artes Plásticas, Felipe Cura, que se ha traducido en la disposición transitoria de un espacio de exhibición artística en un una vitrina de la galería comercial Alessandri. En ese contexto se exhibe A tiempo real, propuesta que "consiste en la instalación de una cámara de seguridad que registra lo que ocurre en el pasillo al que se enfrenta la vitrina, imagen que, a tiempo real, es proyectada sobre un vinilo blanco en uno de los vidrios de este espacio que apunta al mismo pasillo", señala Claudio Guerrero, teórico que trabaja en el proyecto Galería Temporal, en el texto que escribió sobre esta muestra.
En dicha propuesta, que se acompaña de una cita de Gaston Roupnel que dice El tiempo sólo tiene una realidad, la del instante y que se podrá visitar sólo hasta este 4 de enero, será la ubicación del transeúnte respecto a la instalación creada por esta artista lo que determinará finalmente qué es lo que éste podrá apreciar porque, dependiendo de dónde esté, el espectador podrá verse caminando hacia un espacio simulado u observar la imagen repetida de lo que sucede al otro lado de la galería, en el vinilo y a través del vidrio. Y es que, como explica Claudio Guerrero, "el horizonte de esta obra es, por una parte, el problema antropológico y filosófico del tiempo: la existencia del presente y de un tiempo real, la relación entre la percepción individual del acontecer cotidiano y la sanción colectiva del tiempo".
Junto a ello, "su horizonte también es la condición de existencia propia de cualquier gran ciudad: hoy por hoy, millones de cámaras 'de seguridad' registran el andar de anónimos transeúntes, aumentando hasta lo inconmensurable una realidad otra, un fragmentario e infinito espejo del mundo", agrega sobre esta obra de Claudia Müller que permanecerá en exhibición hasta principios de enero en Galería Temporal (Huérfanos 1160, local 5, al interior de la Galería Alessandri), una propuesta que "nos muestra que el problema del tiempo no sólo constituye un asunto filosófico, sino también político. O, al revés, nos muestra que los dispositivos de vigilancia contemporáneos también poseen una dimensión filosófica. Proust, Borges y Foucault no podrían hallarse mejor convocados", concluye Claudio Guerrero.
