Como una historia de amor de un hijo hacia su padre define Francisco Huichaqueo a ILWEN La tierra tiene olor a padre, nombre de la película con la que obtuvo a principios de este año el grado de Magíster en Cine Documental de la Universidad de Chile y que el próximo jueves 10 de octubre estrenará en el marco del Festival Internacional de Cine de Valdivia. "El delegado artístico del Festival, Raúl Camargo, fue quien me invitó a participar con tres películas en la sección Primeras Naciones: Kalül Trawün_ Reunión del Cuerpo, Mencer e ILWEN La tierra tiene olor a padre, ésta última, como estreno nacional", señala el artista y profesor del Departamento de Artes Visuales, quien mostrará, por primera vez en Chile, esta producción autobiográfica que había exhibido recientemente en un festival realizado en Morelia, México.
"La película trata de un artista visual y cineasta que quiere hacerle un retrato a su padre a través de herramientas audiovisuales", cuenta Francisco Huichaqueo sobre este trabajo que gira en torno a un huerto y a la relación que él y su padre tienen con la tierra, imágenes que se vinculan a los recuerdos que este artista tiene de su infancia en el sur de Chile. "El trabajo con la tierra era una práctica habitual en la casa de mis padres, por lo que quise revivir en esta película eso que sólo estaba en mi memoria y que se cortó cuando me vine a Santiago a estudiar, terminando con ese estilo de vida. Así fue como, después de muchos años, se me ocurrió hacer una película que involucrara a mi padre y a mi vida en el sur", recuerda este artista visual.
Así surgió ILWEN La tierra tiene olor a padre, película que Francisco Huichaqueo fue construyendo a partir de fotografías y videos que había grabado recientemente a modo de archivo familiar y también de dos escenas especialmente preparadas para esta producción: la entrevista a su padre y el registro del proceso de crecimiento de un huerto. "Le pedí a mi padre que se viniera desde Valdivia a vivir durante un tiempo en mi casa, aquí en Santiago, para que juntos construyéramos un huerto en el patio", cuenta este profesor del Departamento de Artes Visuales, añadiendo que, para ello, "ocupamos el mismo sistema que usábamos cuando yo era niño. De hecho, en algunas de las imágenes se puede ver a mi padre trabajando en el huerto, pero en el que corresponde al escenario original, que es nuestra casa en el sur".
¿Cómo fuiste dando forma a esta película?
Esta película dura 35 minutos, de los cuales sólo ocho corresponden a la entrevista con mi padre. El resto puede catalogarse como cine observacional, es decir, cámara fija que nos muestra a mí o a mi padre trabajando en el huerto, preparando la tierra, sembrando y luego viendo cómo crece lo plantado, cambiando de formato entre cine y digital. Además hay encadenamientos sonoros que van relatando, en mapudungun, mis pensamientos en torno a la tierra, palabras que operan a modo de cartas a mi padre y que dan cuenta de lo que pienso respecto de mi situación y de mi historia familiar.
¿Ése es el guión?
De alguna manera lo es, pero son insertos en lenguaje mapudungun, de palabras dichas en la lengua de mi padre. Entonces, lo que hago es hablar de mis recuerdos, que es el paisaje que uno tiene en la memoria, y el paisaje que yo tengo de niño es la mañana fría, el viento, las manos heladas, el olor a tierra. Ilwen significa aroma a tierra, a tierra húmeda. Y así voy pintando y adornando sonoramente con lengua mapuche la película, que está acompañada con imágenes que muestran a mi padre.
¿La metáfora de la relación con tu padre viene a ser el huerto?
Exacto. Y además es la relación que mi padre y yo tenemos con nuestros ancestros, con la práctica y el amor hacia la tierra. Por lo tanto, en la película hay dos historias: la de mi padre y yo, y la de mi padre y la tierra. Y esto sucede mientras él narra lo que le contaron sus familiares respecto a las grandes extensiones de tierra que tenían y que hoy se reduce al huerto de su casa, porque ésos son los mapuche de ahora, los contemporáneos, los sin tierra, sometidos al patio de una casa en el sur, que de alguna manera se torna territorio mapuche al continuar con este tipo de prácticas.
Al mantener el vínculo con la tierra.
Por supuesto, por eso las familias mapuche tienen siembras en su patio. Entonces, la historia de mi familia es la historia de muchas familias y de todo el pueblo indígena de Latinoamérica. Y aunque en esta película lo que prima es la belleza de la pintura a través del film, sí hay gente que me ha dicho que al escucha hablar a mi padre, entienden que él siembra en el patio porque ya no tiene sus tierras.
¿Qué te parece que esa historia se estrene en Chile en el marco del Festival Internacional de Cine de Valdivia, que es tu ciudad de origen?
Lo que siento es que estoy pintado un buen cuadro y que todo el esfuerzo de estos años, la constancia, la disciplina y la lucha política han valido la pena, porque se están pavimentando caminos muy sólidos. Creo que he hecho un aporte para que se conozcan estas sencillas historias que a algunos les hacen más sentido que a otros. Esta vez es una película íntima, una pintura romántica en la que hay una relación de amor con la naturaleza que es explícita, y aunque es política, no lo es por el lado contestatario, como la anterior. Éste es otro tipo de experiencia política, circula por otro territorio, tiene otra geografía, otra estética.
La película ILWEN La tierra tiene olor a padre se estrena en Chile este jueves 10 de octubre, como parte de la programación de la sección Primeras Naciones del Festival Internacional de Cine de Valdivia. El domingo 20 de octubre, en tanto, se presentará en el marco del ImagineNATIVE Film + Media Arts Festival de Toronto, en Canadá.
