"La idea original del proyecto fue la de crear un instrumento musical o sonoro a partir de un objeto instalativo en donde el ejecutante pudiera tener una experiencia inmersiva y activa con el instrumento/instalación, idea que se presentó a partir de una observación: con la interfaz de muchos de los instrumentos musicales digitales o de síntesis de sonido, tiende a perderse la riqueza del gesto que se alcanza con los instrumentos anteriores o tradicionales, donde es común ver cómo todo el cuerpo se ve involucrado en la ejecución y éste juega un rol importantísimo en el resultado sonoro y musical de la pieza que se está ejecutando", cuenta Mónica Bate sobre el origen de Strings, trabajo colectivo que se gestó en el marco de la clase Physical Computing que la artista tomó mientras cursaba el Master Interactive Telecommunications Program en la Universidad de Nueva York.
En una primera instancia, esta artista y profesora del Departamento de Artes Visuales trabajó con Lisa Park y Luisa Pereira para luego continuar desarrollando nuevas versiones de este proyecto con esta última y con Johann Diedrick, siempre con el objetivo de crear un instrumento/instalación musical o sonoro inmersivo de carácter instalativo. "Desde la primera iteración de Strings, la estrategia es la de pensar el instrumento a partir del cuerpo, sus posibilidades mecánicas y gestuales, así como también las posibilidades que da el espacio que lo contiene", explica Mónica Bate, agregando que "cada vez que hemos montado este trabajo, lo hemos hecho en espacios de características muy diferentes entre sí, por lo que cada vez nos vemos desafiados a solucionar tanto problemas técnicos, como cableado, ubicación de sensores o seguridad, como formales a partir de estas situaciones".
De allí que al depender del espacio, la materialidad del sonido y la interacción con el usuario, esta obra resulte ser específica para cada contexto de exhibición, operando como "una pieza dúctil que está en constante desarrollo en cada una de sus iteraciones y en donde el usuario se convierte en un elemento formal pero también en activador", señala la profesora del Departamento de Artes Visuales sobre esta propuesta que "invita a los visitantes a encontrar diferentes rangos de tonos y timbres en un instrumento que los rodea. Los sonidos son generados normalmente a partir de síntesis y con posibilidad de activar sonidos de archivo, pero como es el caso de los instrumentos acústicos tradicionales, la experiencia incluye textura, espacio, movimiento", recalca la artista.
Hasta ahora, Strings se ha exhibido en el New Interfaces for Musical Expression 2012, en la Galería Ventana244 en Brooklyn y en el Dumbo Art Festival 2013, espacios en los que han experimentado con diferentes variantes en cuanto a los sonidos que emiten las cuerdas, "desde sonidos generados por síntesis hasta archivos de sonido gatillados por cada toque. Las opciones sonoras son virtualmente infinitas y según cuáles sean las condiciones acústicas, el espacio y la experiencia que se quiera alcanzar, se modifican los sonidos de manera coherente", añade Mónica Bate sobre esta propuesta en la que, para su exhibición en el Dumbo Art Festival, proyectaron "una disposición de las cuerdas que nos permitiera alcanzar gran altura con ellas tanto para acercarnos a un objeto de dimensiones monumentales como para habilitar al usuario con múltiples posibilidades de ejecución".
¿Desde dónde trabaja cada uno de ustedes para dar forma a Strings?
En un comienzo, cuando recién se estaba conformando la idea del proyecto, trabajamos todos ideando la pieza, considerando las posibilidades para integrar interactividad, reactividad, espacio, cuerpo y sonido. Tomando también decisiones acerca de los materiales, posibles soluciones visuales y de montaje. Luego, cuando ya pasamos esa etapa inicial, si bien hay muchas decisiones que acordamos en conjunto, cada vez que hacemos un nuevo montaje se podría decir que Johann aporta con su experiencia en sonido y arte sonoro, Luisa tiene amplia experiencia en programación y a la vez tiene conocimientos musicales y, por mi parte, aporto con mi experiencia desde las artes visuales así como también cuidando los aspectos electrónicos de la instalación. Sin embargo, la mayor parte del tiempo, estas asignaciones tienden a mezclarse, principalmente porque la tecnología sobre la que se soporta el proyecto ya está mucho más resuelta que en un principio.
Señalaste que en el Dumbo Art Festival se acercaron a un objeto de "dimensiones monumentales". Desde esa perspectiva, ¿cómo varió Strings en las exhibiciones previas a este festival?
Los primeros dos montajes de Strings (ITP Winter Show 2011) fueron parte de una etapa de experimentación inicial, en donde comenzaron a definirse los aspectos formales de escala, espacialidad y posibles propuestas sonoras. Luego, en el contexto del New Interfaces for Musical Expression 2012 (Festival NIME), donde fue montado por tercera vez, la interacción con la pieza venía de un público más docto en lo que se refiere a las interfaces de instrumentos musicales. Y a principios de 2013, cuando montamos Strings en la Galería Ventana244 en Brooklyn, por primera vez nos vimos enfrentados a este cubo blanco y pulcro, espacio-galería, donde además debíamos mantener el montaje durante un tiempo más prolongado que en las oportunidades anteriores.
¿Y eso en que se tradujo?
Esta situación nos dio la posibilidad de invitar a ejecutantes y performers específicos para que intervinieran e interactuaran con Strings y con el espacio en su totalidad. Cada uno llevó su propuesta personalizada tanto a nivel de intervención como en cuanto a la sonoridad. Mercedes Blasco, por ejemplo, decidió activar con cada cuerda sonidos que ella había grabando durante un largo período de tiempo, convirtiendo a Strings en una máquina para invocar sus recuerdos sonoros y no reaccionando ya bajo la lógica de notas partiturables. En ese sentido, la propuesta hecha para el Dumbo Arts Festival, tiene en común con las anteriores versiones la idea de generar la integración entre cuerpo e instalación a partir de estrategias de montaje, selección de materiales, dispositivos para sensar el movimiento y gestualidad humanos para luego ser interpretados sonoramente o musicalmente. En el caso específico de esta versión, sabíamos que en cuanto a las formalidades de la propuesta, uno de los aspectos en los que debíamos poner especial atención era el de las características cromáticas de los planos de cuerdas, tomando en cuenta que el espacio expositivo era de grandes dimensiones y con características de iluminación muy particulares y similares a las de un escenario de teatro. Entonces, lo que esta serie de montajes ha posibilitado es que Strings se vuelva más robusto desde el punto de vista técnico, pero también han permitido instaurar una lógica de work in progress en cuanto a cómo se va proyectando y conformando la pieza formalmente cada vez que es montada. El concepto que moviliza, se mantiene intacto.
¿Cómo ha sido recibida por los asistentes?
A partir del montaje de Strings en diferentes espacios, hemos tenido la oportunidad de ver diversas reacciones. Hay quienes lo contemplan como un trabajo instalativo, hay quienes lo ven como una interfaz y su preocupación es que sea efectivo como un instrumento de aplicación musical. Por otra parte están quienes muestran interés por éste a partir de las posibilidades expresivas a nivel performático, principalmente personas relacionadas con la danza o performance, y también están los que, interesados en los aspectos tecnológicos, se enfocan en entender cuál es el funcionamiento digital y electrónico detrás de las cuerdas. Finalmente están los que simplemente lo experimentan con curiosidad, desde un lugar netamente sensorial y sin ningún preconcepto en cuanto al contexto en que debe ser ubicado. Este último es el caso de los niños.
Desde esa perspectiva, ¿cuál es la relación que estableces entre esta obra y tus trabajos anteriores?
Pienso que Strings se relaciona con mi trabajo a partir del ánimo de reflexionar acerca del sonido como fenómeno, como elemento estético-compositivo y sus posibilidades como medio. También está presente la experimentación e investigación a partir de diferentes tecnologías, que es un aspecto importantísimo en la construcción y continuidad de mi trabajo. Lo demás se ha ido conformando a partir de la toma de decisiones en equipo, donde elementos, tanto formales como conceptuales, han sido acordados por todos. Para mí esta forma de creación colectiva ha sido totalmente nueva, ya que normalmente acostumbro tener procesos creativos introvertidos en donde todas las decisiones pasan por mí. Sin entrar en mayor detalle, podría decir, por ejemplo, que aspectos como la reactividad, lo performático y el uso de una escala mayor son parte del resultado de esos acuerdos o reflexiones grupales a las que difícilmente habría llegado por mi cuenta.
